Resumen
La derecha estaría muy feliz con una izquierda complaciente, no cuestionadora, dócil, racional, pero prosistema; manejable, comprable, culta, pero aburguesada. Una izquierda que aceptara sin
protestar ni cuestionar argumentos como esos de que se trata del "interés nacional"; una izquierda que renegara del socialismo y de la lucha de clases. Una izquierda convencida de que sistema democrático es sinónimo de sistema capitalista y que, por ende, los empresarios capitalistas son defensores de la democracia y que, por tanto, es preciso respetarlos, honrarlos y adorarlos, porque gracias a ellos es que los trabajadores tienen empleos. En una sola palabra, todo ello se puede expresar en una izquierda domesticada. Esta es la temática que desarrolla el autor en este artículo.
ECA Estudios Centroamericanos, Vol. 59, No. 671, 2004: 883-896.
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