Resumen
El artículo sugiere que las últimas acciones que la Administración Reagan viene impulsando en la región centroamericana: apoyo abierto a las fuerzas antisandinistas, imposición de sanciones económicas contra Nicaragua, incrementos sustanciales en la ayuda militar y económica a El Salvador, Honduras y Guatemala, negativa rotunda a considerar cualquier opción de negociación y diálogo con la guerrilla salvadoreña, presiones sobre el Congreso norteamericano para que se pliegue a los esfuerzos bélicos norteamericanos en El Salvador y el endurecimento de la tónica de los principales voceros de la Administración sobre la forma de tratar la situación política y militar del área, representan, no el diseño de un "nuevo plan" para enfrentar la crisis centroamericana, sino el reacomodo y la readecuación del plan general de la Administración Reagan, vigente desde su llegada al poder en 1981 y el corolario lógico de la reafirmación y consolidación de la línea neoconservadora en la conducción y dirección de la política exterior norteamericana en general.
El hecho de que el Presidente Reagan haya convertido el caso centroamericano en el punto central de su agenda en política exterior, y que el análisis que la Administración norteamericana hace del conflicto como una simple derivación del enfrentamiento Este-Oeste, parecen significar, en el corto y mediano plazo, la posibilidad de una desestabilización regional mayor que aleja toda posibilidad de arreglos pacíficos y negociados entre las partes contenientes del área.
ECA Estudios Centroamericanos, Vol. 38, No. 415-416, 1983: 408-418.
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Derechos de autor 1983 Daniel Tzur