Resumen
Los contenidos de los acuerdos de Nueva York y Chapultepec y las reacciones de los diversos actores sociales salvadoreños demuestran la continuidad histórica de El Salvador. La coyuntura de los acuerdos puede ser el fin de un ciclo de más de sesenta años, marcado por la hegemonía del agrarismo en todos los órdenes de la vida nacional. Al finalizar la guerra, nos encontramos con un pacto implícito entre los sectores industrializantes y la insurgencia, por el cual se entrega la tierra, pero no el poder. El final del militarismo significa también despojar a la oligarquía de su instrumento más poderoso para impedir el desarrollo económico y la transformación social y política del país.
ECA Estudios Centroamericanos, Vol. 47, No. 521, 1992: 213-225.
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