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CALIDAD DEL EMPLEO
RIESGOS PSICOSOCIALES
R E A L I D A D E M P R E S A R I A L
R E
¿Aumentaron los factores psicosociales nocivos a
consecuencia de la pandemia COVID-19?, la respuesta
lamentablemente, a nivel general, es armativa. Lo
anterior se evidenció durante los cambios drásticos
ocurridos entre los meses de diciembre 2019 y junio
2020 en los que el mundo entero entró en una etapa
de cuarentena domiciliar que obligó a millones de
trabajadores a cambiar drásticamente, sin previo aviso
y preparación, su ambiente de trabajo y, a adaptar
sus funciones a la virtualidad o a una presencialidad
con un alto grado de riesgo de contagio y bajo altas
medidas de bioseguridad para quienes continuaron
trabajando presencialmente.
En nuestro país, como muchos otros, fue el personal de
salud y de industrias esenciales para la subsistencia,
quienes continuaron trabajando presencialmente,
el resto, en cuestión de una semana o dos, nos
adaptamos al trabajo remoto desde casa.
Podemos ahondar en el análisis de ambas
modalidades de trabajo, pero deseo enfocarme
en el trabajo remoto desde casa para evidenciar
la respuesta armativa a la interrogante inicial y
dar respuesta a otra que surge ¿cuáles factores
psicosociales nocivos aumentaron?:
1) Sobrecarga de trabajo: reflejada al inicio
de la cuarentena cuando muchas personas
debieron aprender a usar de manera
rápida y ágil una considerable cantidad de
aplicaciones y plataformas tecnológicas
que las empresas comenzaron a utilizar para
sostener sus reuniones y dar seguimiento
a las actividades de sus colaboradores
en casa. Lo anterior sin tener en cuenta el
tiempo considerable para la adaptación y
aprendizaje de uso. Quienes sufrieron más
fueron las generaciones no nativas digitales
y cuyo nivel de adaptación al uso de la
tecnología es más lento.
2) Jornadas de trabajo excesivas: muchos
colaboradores no tenían una desconexión
real de sus trabajos, ya que en muchas
organizaciones no existía un código o
política que prohibiera el envío de solicitudes
por correo electrónico después de las 8
horas legales de trabajo, llegándose a
considerar como causal de despido que las
y los trabajadores no estuvieran disponibles
24/7
Lo anterior ocasionó un total desequilibrio
entre la vida laboral y la vida familiar, que
se entrelazaron en el día a día, sufriendo,
mayormente, una sobrecarga laboral las
mujeres, quienes tuvieron que asumir ya no
solo su carga laboral desde casa, sino llevar
las actividades de cuidado dentro del hogar,
sumadas a las actividades de educación
académica de sus hijos que también se
encontraban en casa
3) Deterioro de las relaciones laborales entre
los miembros: debido a que el trabajo remoto
desde casa tiene la peculiaridad que, en
ocasiones, aísla a la persona de sus demás
compañeros de trabajo, evita la interacción
social entre ellos y la limita a unos pocos
minutos antes o después de las reuniones
laborales virtuales, cuando surgen algunas
conversaciones sociales entre los que
tenían el tiempo de interactuar
4) Cambios que impactaron en la ergonomía
y la higiene laboral: ¿quién estaba
preparado para realizar trabajo remoto
desde casa? Muy pocos tienen el privilegio
de tener un escritorio, silla ergonómica y
un lugar aislado dentro de su hogar para
poder realizar las funciones laborales.
Millones adaptaron sus salas, comedores
o habitaciones de maneras muy creativas
para poder continuar trabajando. Aumentó
la cantidad de horas continúas sentados
frente a un ordenador lo que tuvo un efecto
en problemas intestinales, de circulación y
trastornos de sueño.
¿Cuántos problemas se han generado a partir de estos
factores psicosociales nocivos? Podemos hacer una
larga lista de ellos, tanto para las personas como
para las organizaciones, y se evidenciará que muchos
de las y los colaboradores de nuestras empresas la
pasaron mal y continúan pasándola mal, incluso bajo
la nueva normalidad; y es que la pandemia continúa
y la “nueva normalidad”, como muchas personas
optaron llamarla, ha generado una transformación de
las dinámicas de trabajo y las interacciones sociales
entre compañeros de trabajo.
¿Son conscientes las empresas de estos riesgos?,
lamentablemente muchas organizaciones han
tomado la postura de la indiferencia, otras han tenido
a bien tomar cartas en el asunto y apoyar a sus
colaboradores en algunos aspectos técnicos, pero
muy pocas se han tomado la tarea de medir al interior
de sus organizaciones estos factores de riesgo
psicosocial y hacer un plan de atención inmediata
para minimizarlos o atenuarlos.
Por otra parte, países como México y España ya
cuentan con normativas legales de atención de riesgo
psicosocial, que obliga a las empresas a identicar,
analizar y atender dichos factores por medio de una