OPINIÓN
Un emprendimiento colaborativo más
solidario es posible
Por: Jaime Daniel Guevara
Maestro en Metodologías de investigación en Ciencias Económicas y Empresariales
Docente del Departamento de Administración de Empresas. UCA
jguevara@uca.edu.sv
Ernesto Alonso Pacheco
Maestro en Metodologías de investigación en Ciencias Económicas y Empresariales
Docente del Departamento de Administración de Empresas. UCA
epacheco@uca.edu.sv
Hablar de economía colaborativa implica reconocer
que:
Es un concepto emergente en el ámbito de la
empresa y la economía en los últimos años, que
plantea la aparición de nuevas oportunidades
de negocio y de generación de ideas basadas
en las tecnologías de la comunicación. De
forma recurrente, se asocian a este modelo
económico aspectos como la conanza, la
cooperación, una mayor redistribución de
riqueza entre los participantes en ella, la
búsqueda de justicia en los intercambios
realizados... que hace que muchas veces se
la vincule con el término «social», incluyendo
en el mismo paraguas a las experiencias de
economía colaborativa y economía social.
(Díaz, Marcuello & Montreal, 2016, p.27 )
El contexto mundial y la crisis de salud provocada
por el COVID-19 han puesto en evidencia la
necesidad de un cambio de dirección en la forma de
socializar y construir estructuras económicas con
un enfoque más humano, pero uno de verdad más
humano. Nos hemos dado cuenta, por las malas, que
la globalización sí existe y que no solo se trata de
la libre circulación de capitales y mercancías, sino
también de la libre circulación de problemas como
las enfermedades que nos afectan a todos, ahora
sí, sin distinción de razas, ideologías, creencias
religiosas y clases sociales.
En momentos de crisis se pone a prueba la capacidad
del ser humano de buscar un bien común por encima
del benecio individual, es decir, el bien mayor. La
reflexión nos ha llevado a reconocer que es más
benecioso pensar y actuar en comunidad, sabiendo
que el bienestar de la comunidad se traduce en el
bienestar individual.
La Red de Redes de Economía Alternativa y Solidaria
(REAS, 2000), en su Carta Emprender por un Mundo
Mejor, plantea seis crisis a las que en la actualidad
nos enfrentamos como sociedad:
Crisis económica: Deterioro de las economías
locales o nacionales en benecio de los grandes
grupos nancieros supranacionales, priorizando el
capital y en detrimento del trabajo, desregulación
de los mercados.
Crisis del empleo: Paro creciente, degradación de
las condiciones de trabajo, desleal competencia
social, deslocalizaciones del trabajo.
Crisis social: Reparto cada vez menos equitativo
de las riquezas entre los continentes y en el seno
de cada país, exclusión, aislamiento, violencia.
Crisis humana: Falta de perspectivas de futuro,
espejismo del consumismo, individualismo,
pérdida de ideales.
Crisis política: Desvalorización de la acción de los
poderes públicos y de los políticos, fragilidad de la
democracia y de la noción de ciudadanía...
Crisis medioambiental: Degradación acelerada
del medioambiente, acumulación de residuos,
desertización, reducción de la biodiversidad,
efecto invernadero.
Desde esta perspectiva, se ha evidenciado una
necesidad puntual sobre la reactivación económica de
una manera diferente; y este es uno de los principales
retos a los que se enfrentan los países más impactados
por la falta de ingresos en el contexto del COVID-19,
que ya venían siendo afectados en condiciones
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normales, pero ahora se han visto agravados por el
contexto de crisis.
Dentro de los modelos de negocio que interrumpen y
son tendencia a nivel mundial podemos encontrar los
modelos de economía colaborativa, que se enfocan
en desarrollar iniciativas con plataformas en las que
personas, desempleadas o que necesitan generar
algún tipo de ingreso extra, puedan incorporarse
volviéndose la base del funcionamiento y éxito de
estas. Cuando se habla de economía colaborativa
Se hace referencia, por regla general, a los
nuevos sistemas de producción y consumo de
bienes y servicios surgidos a principios de este
siglo gracias a las posibilidades ofrecidas por
los avances de la tecnología de la información
para intercambiar y compartir dichos bienes y/o
servicios. (Alfonso, 2016, p.231)
Se debe reconocer que el impulso de las nuevas
tecnologías de la información ha generado una mayor
capacidad de construcción de redes que modican
hábitos de consumo que, según lo planteado por
Jarne (2020) “Están suscitando modicaciones en
todas las áreas cotidianas y, a buen seguro, traerán
profundos cambios a nuestro entorno empresarial”
(p.163)
Una de las características principales de la economía
colaborativa es que “permite reducir las asimetrías
informativas y los costes de transacción que afectan a
dichas actividades, a la vez que permiten incrementar
la escala en que se llevan a cabo y realizarlas de forma
diferente a la tradicional”. (Alfonso, 2016, p.235)
La base del modelo de negocio de una iniciativa en el
marco de la economía colaborativa se debe analizar
desde su alcance de colaboración, considerando
que el modelo está basado en el desarrollo de
plataformas que podrían limitarse a una función
simple de intermediación digital: “poniendo en
contacto a los prestadores/proveedores con los
usuarios y facilitando la colaboración entre ellos.
Pero también es posible que la plataforma sea la que
preste el propio producto/servicio principal; o que
preste servicios auxiliares o complementarios a los
principales” (Alfonso, 2016, p.239)
Estos modelos presentan alternativas viables y
atractivas para muchas personas, aunque también
presentan un reto importante por la transparencia
en manejo de los recursos y utilidades generadas,
propiciando que los recursos se manejen tal como
lo han hecho por años las empresas tradicionales:
acumulación de utilidades para pocas personas,
aprovechándose del trabajo de muchas. Es acá donde
surge un reto importante en la revisión de los modelos
de negocio centrados en la generación de utilidades
que se concentran en una minoría a costa del trabajo
de una mayoría.
Modelos de negocio como el de Fairbnb.coop que,
basándose en modelos como el de Airbnb (cuyo origen
es el cooperativo, pero que se vuelve tradicional), ha
desarrollado lo que ellos llaman el Turismo Impulsado
por la Comunidad, en donde a través de una plataforma
cooperativa de reserva de alojamiento, promueve y
nancia iniciativas y proyectos locales. El 50% de
la tarifa de su plataforma se utiliza para nanciar
un proyecto de la elección de los visitantes para las
comunidades que visita, en este sentido el antrión
gana lo mismo, el invitado paga lo mismo pero los
benecios son para toda la comunidad.
Para poder asumir este reto es importante hacer
una reflexión sobre la necesidad de humanizar
los emprendimientos e iniciativas económicas
colaborativas con un enfoque solidario, es decir,
generar una plataforma que tenga como centro del
modelo a la persona y que enfoque sus estrategias
en la generación de riqueza económica, social y
ambiental.
La generación de riqueza económica es importante
para la satisfacción de las necesidades de las
personas en torno a las que gira la iniciativa, así como
el sostenimiento y cobertura de los costos y gastos
que representa cualquier tipo de actividad económica;
la de tipo social, porque busca dignicar a la persona,
genera oportunidades de desarrollo y crecimiento en
la medida en que la plataforma representa también un
crecimiento sostenible; y de tipo ambiental, porque
debe considerar todos aquellos principios de respeto
y cuido del medio ambiente.
Los emprendimientos solo se pueden humanizar
si se fundamentan en las personas y, por ende, en
principios y valores que permeen en la sociedad y que
faciliten todo proceso de interacción entre personas
y el intercambio de bienes y servicios, así como
aprendizajes, conocimiento, tecnología, innovación y
desarrollo.
Dentro de los principios y valores que deberían
permear a la sociedad desde el enfoque de las
economías colaborativas, la REAS propone principios
básicos tales como la equidad, trabajo, sostenibilidad
ambiental, cooperación, “sin nes lucrativos” y
compromiso con el entorno. La tabla 1describe cada
uno de estos principios:
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Tabla 1.
Principios y valores de las economías colaborativas
Equidad
Es un valor que reconoce a todas las personas como sujetos
de igual dignidad, y protege su derecho a no estar sometidas a
relaciones basadas en la dominación sea cual sea su condición
social, género, edad, etnia, origen, capacidad, etc.
Trabajo
La importancia de recuperar la dimensión humana, social, política,
económica y cultural del trabajo que permita el desarrollo de las
capacidades de las personas, produciendo bienes y servicios,
para satisfacer las verdaderas necesidades de la población
(nuestras, de nuestro entorno inmediato y de la comunidad en
general).
Sostenibilidad ambiental
La buena relación con la naturaleza es una fuente de riqueza
económica, y de buena salud para todos. De ahí la necesidad
fundamental de integrar la sostenibilidad ambiental en todas
nuestras acciones, evaluando nuestro impacto ambiental (huella
ecológica) de manera permanente.
Cooperación
Construir colectivamente un modelo de sociedad basándonos en
el desarrollo local armónico, las relaciones comerciales justas, la
igualdad, la conanza, la corresponsabilidad, la transparencia, el
respeto.
Sin nes lucrativos
El modelo económico que practicamos y perseguimos tiene
como nalidad el desarrollo integral, colectivo e individual de
las personas, y como medio, la gestión eciente de proyectos
económicamente viables, sostenibles e integralmente rentables,
cuyos benecios se reinvierten y redistribuyen.
Esta “no – lucratividad”, está íntimamente unida a nuestra forma
de medir los balances de resultados, que tienen en cuenta no sólo
los aspectos económicos, sino también los humanos, sociales,
medioambientales, culturales y participativos y el resultado nal
es el benecio integral
Compromiso con el entorno
Se entiende esta colaboración como un camino, para que
experiencias positivas y solidarias concretas puedan generar
procesos de transformación de las estructuras generadoras de
desigualdad, dominación y exclusión en el ámbito local.
Fuente: Elaboración propia con base en datos de REAS (2011).
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Estos principios y valores propuestos son una base
para la construcción y revisión de las iniciativas de
economía tradicional, que permitirán transitar de
los modelos de negocio centrados en los recursos a
modelos centrados en las personas, de esta manera,
seguramente, saldremos pronto de esta crisis
generando una verdadera riqueza social.
Podríamos concluir que la economía colaborativa
es “un movimiento que engloba nuevas prácticas
económicas que tienen en común algún grado de
participación u organización colectiva en la provisión
de bienes y servicios” (Porro, Átela, Peiron y Suriñach
2013, p.44), volviéndose una alternativa viable en
tiempos de crisis, colocando a la persona en el centro
del sistema económico.
Referencias bibliográcas
Alfonso Sánchez R. (2016). Economía colaborativa: un nuevo mercado para la economía social. CIRIEC-
España, Revista de Economía Pública, Social y Cooperativa, (88), 230-258. https://www.redalyc.org/articulo.
oa?id=17449696008
Díaz-Foncea, M., Marcuello, C., & Montreal-Garrido, M. (2016).Economía social y economía colaborativa:
Encaje y potencialidades. Economía Industrial, (402), 27-35. https://www.mincotur.gob.es/es-ES/
Publicaciones/Paginas/detallePublicacionPeriodica.aspx?numRev=402
Jarne Muñoz, P. (2020). Reseña: Economía colaborativa y plataformas digitales. Revista de Derecho, (21), 163-
165. doi: 10.22235/rd.vi21.2044.
REAS (2011). Carta de Principios de la Economía Solidaria. El Portal de la Economía Solidaria. https://www.
economiasolidaria.org/carta-de-principios-de-la-economia-solidaria/
Porro, A., Atela, I., Peirón, M. & Suriñach, R. (2013). Economías colaborativas o comunitarias: Juntas podemos
(Opciones: Consumo y estilos de vida transformadores 44). Centre de Recerca i
Información en Consumo. https://opcions.org/es/revista-es/44-economias-colaborativas/