Presentación

La obra de Karl Marx ha marcado la historia de América Latina a lo largo del último siglo. Ha sido no sólo la fuente teórica de movimientos de emancipación, sino también el referente político de los diversos esfuerzos por establecer modelos alternativos al capitalismo. El dossier dedicado a los marxismos latinoamericanos que se incluye en el presente número tuvo como origen un seminario que coordinó Luis Alvarenga, el editor invitado, para el Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (CLACSO), a lo largo del mes de noviembre de 2019. Se han recogido algunas reflexiones que muestran la creatividad y heterodoxias de apropiaciones de esa tradición que se manifiesta en autores tan diversos como José Carlos Mariátegui, Enrique Dussel, Aníbal Quijano, Ignacio Ellacuría o Franz Hinkelammert. El marxismo lejos de ser el emblema de nostalgias caducas sigue siendo el recordatorio de la necesidad de reunir la irreducible variedad de reivindicaciones progresistas en un proyecto de transformación social que ofrezca una alternativa democrática, justa y sustentable a la civilización del capital que destruye a un paso alarmante nuestro planeta. El editor invitado explica con mayor detalle los contenidos de cada uno de los artículos incluidos en la presentación del dossier.

Se ofrecen también dos reflexiones que nos señalan la continua vigencia de dos autores clásicos. Ricardo Ribera lee el proceso histórico salvadoreño de las últimas décadas a la luz del pensamiento de Nicolás Maquiavelo (1469-1527). Este autor inaugura la teoría política moderna al analizar el poder no desde su deber ser, sino desde su ser efectivo, desde lo que denominó el “arte de la política”, una dinámica que sigue sus propias reglas y explica la efectividad de muchas conductas que desde el punto de vista moral resultan reprobables. El ejercicio de separar política y ética permite comprender los comportamientos concretos bajo la complejidad de las relaciones antagónicas que caracterizan el mundo moderno. Ribera hace un inventario de capítulos a veces siniestros de la historia nacional y los examina bajo la lupa de los escritos de Maquiavelo: Joaquín Villalobos embauca a Schafik Handal para que se postule a la candidatura a alcalde de San Salvador; Handal hace otro tanto con Facundo Guardado como candidato presidencial; la victoria contundente en las urnas de Saca, que paradójicamente lo deja con las manos atadas; o el nuevo escenario político del giro autoritario del gobierno actual. De esta manera, Ribera esboza una relectura del acontecer del país que no deja de ser audaz y provocadora.

Danilo Miranda, por otra parte, discute una obra relativamente desconocida de un escritor del que se celebraron recientemente los dos siglos de su nacimiento: Fiódor Dostoievski (1821-1881), quien es considerado uno de los pioneros de la literatura moderna por su capacidad de articular la exploración de las condiciones sociales con el sondeo de la intimidad subjetiva. La casa de los muertos, publicada entre 1860 y 1861, significó el retorno triunfal de su autor a la escena literaria luego de su prisión y exilio en Siberia. Como afirma Miranda es una obra innovadora al menos en tres aspectos: en la mezcla de recursos novelescos, con la memoria y el ensayo; en su brillante exploración del submundo de los condenados, quienes a través de la violencia expresan su protesta hacia condiciones inhumanas de opresión; en su denuncia de la ineficacia de soluciones punitivas a problemas sociales complejos, que no erradican la violencia, pero sí agravan aún más sus causas. En un momento en que, en nuestro país, el encarcelamiento masivo e indiscriminado se ofrece ante la sociedad como el signo del renacimiento nacional, resulta oportuna la mirada compasiva y lúcida que Dostoievski nos presenta de sus compañeros de infortunio.

En la portada, se reproduce en esta ocasión una imagen del “Mural mártires de la UCA”, que se encuentra en el campus de nuestra universidad. Esta obra en relieve del artista visual y arquitecto Josué Villalta fue realizada en concreto y cerámica, a partir de una técnica desarrollada por Ricardo Carbonell. Su ejecución estuvo coordinada por los arquitectos Ayansi Avendaño y Alex Renderos, con la asesoría técnica del arquitecto Arturo Cisneros y el apoyo del Departamento de Organización del Espacio. También colaboraron la Unidad de Mantenimiento y un grupo de estudiantes de distintas carreras. La obra se dedicó el 15 de noviembre de 2013 en el vigésimo cuarto aniversario de los mártires de la UCA.

Enlace alternativo

https://revistas.uca.edu.sv/index.php/realidad/article/view/7508/7650 (pdf)