Gramsci y la sociología marxista del lenguaje: algunas notas para la refl exión 107
Revista Realidad 158, 2021
ISSN 1991-3516 – e-ISSN 2520-0526
REFLEXIÓN
Gramsci y la sociología marxista
del lenguaje: algunas notas para la
refl exión.
Gramsci and the Marxist Sociology
of Language: some notes toward
Refl ection.
Salvador Orlando Alfaro
University of Regina
Canadá
salvador.alfaro@uregina.ca
1. Introducción
En la teoría social, el marcado
énfasis que los teóricos marxistas
han brindado a los procesos econó-
micos y políticos ha alterado la natu-
raleza “holística” del materialismo
histórico dando lugar a identi carlo
como una corriente de pensamiento
reduccionista y determinista. Como
ya ha sido demostrado por muchos
estudiosos, Antonio Gramsci fue
uno de los primeros marxistas occi-
dentales que se planteó examinar
las estructuras fundamentales del
marxismo, proporcionando una
sistemática re-construcción de la
problemática marxista y ampliando
el horizonte de su aplicación. El
teórico y revolucionario italiano se
había establecido como propósito de
vida restaurar la exibilidad original
de Marx. En ese sentido, Gramsci
ha logrado desarrollar una teoría
del conocimiento historiográ ca
y teórico-política, y una metodo-
logía para el estudio de la historia
y la sociedad sobre la base de los
conceptos de humanismo, histori-
cismo y hegemonía inspirados en los
escritos de Marx. En este intento,
Gramsci revalúa el carácter superes-
tructural del marxismo y la ciencia y
le dedica una atención particular al
análisis del fenómeno cultural en la
teoría y práctica marxista. La razón
es sencilla. El socialismo signi ca,
desde su perspectiva, fundamen-
talmente una reorganización de
la cultura y la adquisición de una
conciencia superior (Gramsci 1975,
p. 21).
Una signi cativa cantidad de
los textos de Gramsci tratan de los
problemas vinculados al arte, teatro,
Gramsci y la sociología marxista del lenguaje: algunas notas para la refl exión
No. 158, Julio-Diciembre de 2021, 107-126
DOI: https://doi.org/10.51378/realidad.v0i158.6433
Salvador Orlando Alfaro108
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literatura, crítica literaria, poesía y
lenguaje. Ciertamente, Gramsci no
analiza sistemáticamente todos
estos fenómenos, como tampoco
elabora una teoría marxista de la
estética, del arte o del lenguaje.
Sin embargo, como Angliani (1967)
y Petronio (1958) lo hicieron notar
hace varios años, Gramsci estructura
un marco fundamental del análisis
marxista en torno a la crítica lite-
raria, al arte y al lenguaje. Gramsci
analiza estos fenómenos desde la
perspectiva general de la losofía
de la praxis tomando en cuenta el
objetivo práctico de la conquista de
la hegemonía por el proletariado. Su
análisis de los fenómenos culturales
es, entonces, político e historicista.
En otras palabras, para el marxismo
de Gramsci todos los fenómenos
culturales son esencialmente fenó-
menos históricos, instrumentos en el
proceso de la transformación de la
realidad.
Las reexiones teóricas de
Gramsci reejan su profundo
interés en el estudio del lenguaje,
llegando, incluso, a formular una
teoría general del lenguaje con
conclusiones muy similares a las
que ha llegado la lingüística estruc-
tural contemporánea. Una de las
inuencias más importantes en el
enfoque gramsciano ha sido la de
su mentor, el conocido neolingüista
Matteo Bartoli, quien de acuerdo
con Gramsci vio en él un arcángel
enviado a destruir a los neo-gramá-
ticos de una vez por todas” (Gramsci,
1975a, p. 80). Es importante destacar
que en el legado textual de Gramsci
solamente existen algunas notas
sobre los problemas y la historia
del lenguaje. Sin embargo, en estas
notas hay suciente material para
articular lo que se puede armar son
los principales componentes de la
sociología marxista del lenguaje.
Tomando en cuenta este planteo,
en este trabajo me propongo
reexionar sobre los aportes teóricos
que realizara Gramsci sobre la teoría
del lenguaje y como los mismos
constituyen bases fundamentales
para el análisis sociológico del
lenguaje desde la perspectiva de la
teoría creada por Marx.
2. Gramsci y su enfoque historicista del lenguaje
La losofía idealista de Benedetto
Croce era, sin duda alguna, la lo-
sofía reinante en Italia. Esta lo-
sofía dominaba todos los campos
de la investigación, particularmente
la historia, la estética, la literatura,
el arte y el lenguaje. Gramsci se
propuso la tarea de desarrollar una
crítica sistemática de Croce, como
Marx lo hiciese con Hegel, y Engels
con Dühring. En ese momento, el
único elemento común entre Croce
y Gramsci era la utilización del
enfoque historicista para analizar
los fenómenos socioculturales. Esto
se evidencia en el tratamiento que
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ambos pensadores le brindan al
lenguaje. Así, el manejo concep-
tual de Gramsci del lenguaje como
Weltanschauung, de su historicidad
en relación al espíritu nacional”
es un derivado de la losofía de
Croce. Por otra parte, estas ideas
eran las dominantes en la losofía
del lenguaje no solo en Italia, sino
también en países como Alemania,
en donde constituían los basamentos
de una corriente de pensamiento
losóco que incluía a pensadores
como Herder, Humbolt, Vosier, Trier
y Weisgerber, quienes coincidían en
asignar un papel creativo al lenguaje
en el proceso cognoscitivo, así como
en la denición del lenguaje como
Weltanschauung. El lenguaje, de
acuerdo con este punto de vista,
es concebido como un medio para
entender la realidad y una concep-
ción del mundo especica; el
lenguaje crea símbolos y a través
de ellos la realidad. La tendencia
subjetiva (construccionista) de este
enfoque es sin duda alguna muy
clara (Schaff, 1967, pp. 3-27).
En Italia, en oposición a la
escuela neo-gramática cuya mayor
preocupación era la formulación de
leyes fonéticas, Croce (1992) plantea
el problema del lenguaje similar al
de la estética. Cada lenguaje es una
arte subjetivo de expresión. Como en
el arte, la “intuición” es la esencia del
lenguaje. Los pensamientos, en su
nivel más profundo, se encuentran
libres de estructuras lingüísticas
especícas. Estas se derivan de una
experiencia muy general, abstracta
y universal. Como puede compren-
derse, la conocida armación de
Croce es que tanto el lenguaje, como
el arte, nunca pueden ser traducidos.
Solamente a través de una compren-
sión intuitiva puede aprehenderse la
esencia interna de un lenguaje.
A la concepción subjetivista del
lenguaje de Croce, Gramsci ofrece
una alternativa de carácter histo-
ricista. El lenguaje es un producto
social, la expresión de la cultura
de una sociedad determinada. La
esencia del lenguaje es la historia.
Por lo tanto, la mayor preocupación
de la lingüística deber ser la historia
del lenguaje. Así, dado el carácter
histórico de los lenguajes, identicar
el lenguaje con el arte es una pérdida
de tiempo. La lingüística histórica
estudia el lenguaje no como arte,
sino como material del arte, como
un producto social, y como la expre-
sión cultural de una población dada”
(Gramsci 1975b: 6, VIII, vol. 2, p. 738).
Las innovaciones lingüísticas tienen
que comprenderse, desde una pers-
pectiva historicista, como innova-
ciones colectivas que se constituyen
en componentes de “la historia de
los lenguajes”.
La historia de los lenguajes es la
historia de las innovaciones lingüís-
ticas, pero estas innovaciones no
son individuales (como en el caso
del arte). En verdad, son innova-
ciones de una colectividad social
entera que ha renovado su cultura,
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y que ha progresado “históricamente
(Gramsci 1975b: VIII, vol. 2, p. 738).
Como Rosiello (1970) lo hace
notar, Gramsci visualiza en el
enfoque metodológico neo-lingüís-
tico la conrmación empírica de
su lingüística historicista. Dicho
enfoque, planteado por Bartoli,
combinaba un enfoque metodo-
lógico objetivista e historicista.
Perseguía dilucidar las causas inma-
nentes del fenómeno lingüístico,
pero siempre desde una perspectiva
histórica. Su objetivo, en las palabras
de Bartoli, era el establecimiento de
una cronología y un estudio de las
causas de las innovaciones lingüís-
ticas. La observación de Bartoli en
torno a que las innovaciones eran
causadas por la inuencia cultural
e histórica de lenguajes superiores,
le indica a Gramsci la seriedad de
la perspectiva historicista que se
encuentra en la neo-lingüística; en
tal sentido muestra su superioridad
en la relación al enfoque abstracto
y subjetivista de Croce y a los plan-
teamientos de los neo-gramáticos
(Rosiello, 1970, p. 362).
La neolingüística de Bartoli, a
la cual Gramsci se adhiere, fue en
efecto inuenciada por la tradi-
ción lingüística más importante
de la Escuela de Ginebra, fundada
por Ferdinand de Saussure y cuyo
impacto en la lingüística contem-
poránea es universalmente reco-
nocida. La lingüística de Saussure
y la escuela de Durkheim son las
fuentes intelectuales indirectas de
Gramsci. La concepción del lenguaje
de Durkheim como un fenómeno
espiritual que trasciende tanto a
individuos como a sociedades histó-
ricas fue concretizada y colocada en
el plano histórico por su portavoz
más prominente, Antoine Meillet. Es
así como nace una sociología del
lenguaje basada en la armación
que el lenguaje es un proceso social
por medio del cual una comunidad
establece una institución como un
medio colectivo de comunicación.
Este enfoque tenia el mérito de
establecer una relación íntima entre
el lenguaje y la cultura de las socie-
dades. Los estudios de Malinowski
de las sociedades primitivas” son
un ejemplo de que tan difícil es
entender los lenguajes primitivos”
separados de su contexto social y
cultural (Hertzler 1987).
La lingüística inspirada en el
enfoque sociológico-funcionalista
de Durkheim no intentó profundizar
en el problema de la historicidad el
lenguaje. Se limitó a si misma, debido
a su orientación positivista, a buscar
las leyes lingüísticas del desarrollo
en la sociedad y no en la historia.
Los cambios socio-estructurales se
convertían en la verdadera condi-
ción de los cambios lingüísticos.
Fue precisamente Saussure que
combinó historicismo y objetivismo
en un objetivismo histórico, enfoque
que se convirtió en una fuente de
inspiración para la neo-lingüística
de Bartoli. La distinción establecida
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por Saussure entre la lengua y el
habla (langage y parole), es aceptada
en la mayor parte de los enfoques
lingüísticos contemporáneos ya que
tiene la virtud de establecer dos
tipos de análisis: el sincrónico y el
diacrónico. El primero trata con los
sistemas lingüísticos como sistemas
autónomos e independientes. El
segundo, trata con el contexto social
e histórico en los que los sistemas
lingüísticos se desarrollan. Los dos
se complementan mutuamente. El
lenguaje, de esta manera, puede ser
analizado en sus aspectos estáticos y
dinámicos (Saussure, 1986).
La inuencia del método
propuesto por Saussure en la cons-
trucción gramsciana se evidencia en
que ésta también postula un enfoque
estático-dinámico para el estudio del
lenguaje. La gramática del lenguaje
es, según Gramsci, simultáneamente
una fotografía de una fase en la
evolución histórica del lenguaje
y una manifestación del dominio
histórico de un sistema lingüístico
sobre otros.
El desarrollo de la neo-ingüística
italiana fue un proceso marcado por
su cercana aliación con la lingüís-
tica de Saussure, que juntamente
con la losofía idealista de Croce, fue
instrumental en la liquidación del
método de la neo-gramática en la
esfera de la lingüística italiana. Sin
embargo, de acuerdo con Gramsci,
la neo-lingüística fue incapaz de
derribar el dominio teórico de Croce.
En tal sentido, Gramsci reconoce la
superioridad del método de Bartoli
en relación al enfoque intuitivo
de Croce. La neo-lingüística es un
método nuevo, original y progresista
del análisis lingüístico. Gramsci, hace
notar que:
La innovación de Bartoli es exactamente esta: él construye la
lingüística, concebida hasta entonces reduccionistamente como
una ciencia natural, en una ciencia histórica cuyas raíces se
localizan en ‘tiempo y espacio y no en el aparato fonético, en el
sentido siológico. (Gramsci, 1975b XX, Vol. 1, p. 352)
A pesar del fuerte componente
historicista presente en las orien-
taciones metodológicas de Bartoli,
Gramsci está atento a señalar sus
debilidades. El problema es que
Bartoli no desarrolló, con base en
sus hallazgos empíricos, una teoría
del lenguaje. Su método mantiene
un carácter empírico, con la expresa
tarea de investigar solamente las
leyes técnicas del desarrollo lingüís-
tico. Y es por esta razón, es que estaba
imposibilitado podía en elaborar
una teoría general del lenguaje ante
la ausencia en su método de una
perspectiva losóca, como por el
ejemplo, la del historicismo marxista.
Esta perspectiva podría haber produ-
cido una lingüística teóricamente
independiente, y superior al sistema
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de Croce. En su lugar, capítulo y fue
teóricamente relegada por la lingüís-
tica de Croce y la de sus seguidores.
La neo-lingüística quedó, de esta
forma, petricada. No desarrolló una
teoría del lenguaje. Y lo que es peor,
según Gramsci, aceptó el esquema
teórico de inspiración croceana, y
por tanto mostró su capitulación
ante esta perspectiva losóca. En
la prisión, Gramsci planea revivir el
método neo-lingüístico y comple-
mentarlo con una perspectiva teórica
orgánica, sistemática e historicista.
Pero antes de comentar las notas
de Gramsci sobre el tema, conviene
hacer algunas observaciones para
caracterizar las particularidades de
la lingüística de Gramsci.
Rosiello, uno de los pocos
analistas que ha centrado su aten-
ción a la lingüística gramsciana, ha
evaluado críticamente sus nociones
lingüísticas contrastándolas correc-
tamente con la escuela de Saussure
y con la lingüística estructural
contemporánea. En su evaluación
ha establecido los puntos en común
entre Gramsci y Saussure; estos son,
el énfasis que ambos puntualizan en
la importancia de la historia en el
análisis lingüístico y sus coinciden-
cias en torno al carácter social del
lenguaje. Sin embargo, en Rosiello
aparece una imagen incompleta de
Gramsci. En su evaluación, Gramsci
es descrito como el precursor del
estructuralismo contemporáneo, un
férreo defensor de una lingüística
objetiva, concreta y cientíca. Lo
que es más problemático, Gramsci
es presentado como un académico
sin otro tipo de compromisos y aspi-
raciones, por lo tanto nos presenta
una imagen muy distinta de la que
realmente caracterizó su trayectoria:
la de un militante y teórico revolu-
cionario marxista. En Rosiello no se
encuentra la formulación de impor-
tantes interrogantes en torno a las
reexiones de Gramsci, por ejemplo:
¿Cómo sus análisis del lenguaje
están relacionados e integrados a
su teoría general del “historicismo
absoluto”? ¿Cuál es la naturaleza y
el lugar de una ciencia” del lenguaje
en su teoría historicista de la ciencia?
¿Qué tan constante es su adhesión a
la neo-lingüística, y su orientación
objetivista, con su marxismo huma-
nista? ¿Cómo puede justicarse un
estudio desinteresado del lenguaje
dado el interés práctico de Gramsci
de plantearse que su objetivo prin-
cipal no consistía en escribir sobre
un aspecto de la cultura, sino su
intención de modicarla (Gramsci
1975b: 29, XXI, vol. 3, p. 2342)?
La asociación de la lingüística de
Gramsci con la lingüística estructu-
ralista parece forzada y exagerada.
Ciertamente la lingüística tiene su
método y un objetivo propio. Gramsci
se interesa en desarrollar una teoría
y metodología historicista del
sistema lingüístico. Su interés es en
la “historia del lenguaje” desde una
perspectiva de la historia política. La
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investigación empírica de la fonética
y de los aspectos morfológicos del
lenguaje no es precisamente su prin-
cipal preocupación, aunque reconoce
la importancia de su estudio. Sin
embargo, Gramsci arma en relación
a esta problemática que “la ausencia
de una concepción crítica e histo-
ricista del fenómeno del lenguaje,
puede conducir a muchos errores
tanto en el campo cientíco como
en el práctico (1971, p. 451).
3. El acto lingüístico como un acto político: la
esencia de la sociología del lenguaje de Gramsci
El lenguaje como un sistema de
signos no puede analizarse separado
del estudio de las ideologías. Los
signicados contenidos en las pala-
bras son ideológicos, las ideologías
son signos. Gramsci, sin embargo,
evita el error de identicar mecáni-
camente el lenguaje con la super-
estructura. Gramsci está consciente
de la necesidad de presentar el
lenguaje como entidad autónoma”
tanto de la estructura y como de
la superestructura. Así, distingue al
interior del lenguaje, una forma y
un contenido; es decir, un sistema
lingüístico apropiado (organización
de signos) de un contenido lingüís-
tico (valores semánticos). El primero
se desarrolla y es gobernado por sus
propias leyes internas, por lo tanto
independiente de la determinación
de la estructura. El segundo, es
superestructural y como tal debería
ser analizado en término de las ideo-
logías y de la praxis política. Gramsci
escoge analizar el segundo aspecto
del lenguaje, que es de acuerdo
con sus convicciones políticas, de
primera importancia en el proceso
socialista de transformación social.
El contenido del lenguaje indirec-
tamente puede afectar su forma.
Gramsci, arma al respecto: ninguna
situación histórica, no importa que
tan radical haya sido el cambio
operado, transforma completamente
el lenguaje, al menos en su aspecto
formal externo. Pero el contenido
del lenguaje debe cambiarse. (1971,
p. 453)
El aspecto más importante para
Gramsci es, entonces, su contenido
cultural. Asimismo, está de acuerdo
con el principio planteado por
Saussure de la arbitrariedad de los
signos, indicando el carácter meta-
fórico del lenguaje. Cada lenguaje
es metafórico, dice Gramsci, en la
medida que contiene signicados”
que se han derivado de periodos
de civilizaciones pasadas. Fue el
concepto de lo metafórico del
lenguaje que llevó a Vilfredo Pareto,
al igual que a otros pensadores
pragmáticos-positivistas, a concebir
el lenguaje como fuente de error y
las explicaciones lingüísticas como
explicaciones sin lógica. Pensadores
como Pareto trataron de eliminar
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las metáforas del lenguaje y reem-
plazarlas con nuevos signicados y
conceptos cientícos. En contraste
a esta posición, Gramsci argumenta
que los signicados metafóricos no
pueden ser eliminados del lenguaje.
La transformación de estas metá-
foras es eminentemente un acto
político asociado con la transforma-
ción de todas las civilizaciones, por
lo tanto,
El lenguaje es transformado [en la medida que se opere] una
transformación total de la civilización, a través de la adquisición
de la cultura por las nuevas clases y a través de la hegemonía
ejercida por uno de los lenguajes nacionales sobre los otros,
etc., y lo que hace es precisamente absorber la forma metafórica
de las palabras de las civilizaciones y culturas previas. (Gramsci,
1971, pp. 452-453)
Si en el lenguaje hay un continuo
proceso de formación y transfor-
mación de metáforas es porque la
“historia” de la cultura se transforma
en sí misma. El lenguaje es un acto
político y un instrumento de la polí-
tica. Contribuye a la unidad cultural
social soldando una multiplicidad de
deseos dispersos en una concepción
común del mundo. En este contexto
político, Gramsci, argumenta se
asume una gran importancia a la
cuestión general del lenguaje, que es
la cuestión de lograr colectivamente
un clima’ cultural individual” (1971,
p. 439).
Se pueden establecer impor-
tantes observaciones metodológicas.
Los hechos lingüísticos no son indivi-
duales sino hechos culturales colec-
tivos. Este factor tiene para Gramsci
un gran signicado político. Si se
caracteriza el lenguaje como un fenó-
meno colectivo, entonces se tiene
que enfatizar en la naturaleza social
y dialéctica del lenguaje. El lenguaje
es social; es decir, un producto
social en el sentido defendido por
Durkheim y Saussure. Pero Gramsci
agrega que también es dialéctico. En
un lenguaje dado, existe una dialéc-
tica entre el lenguaje individual y
colectivo, el lenguaje individual se
satisface del hecho de ser absor-
bido por los componentes culturales.
Gramsci al respecto dice:
Parece que uno puede decir que el ‘lenguaje es esencialmente
un término colectivo que no presupone la existencia de una
cosa en tiempo y espacio … En el límite se podría decir que
cada ser parlante tiene un lenguaje personal de sí mismo, que
es su propia manera de pensar y sentir. La cultura, en sus dife-
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rentes niveles, unica a una serie de estratos hasta el punto que
mantienen contactos entre ellos, que comprenden sus modos de
expresión, etc. (1971, p. 349).
Esto signica que lejos de ser la
realización y expresión subjetiva de
la cultura, el lenguaje es la expresión
de intereses concretos de grupos
especícos. Por lo tanto, la diferencia
entre el enfoque sociológico-mate-
rialista (historicista) de Gramsci y el
propuesto por Durkheim es de funda-
mental importancia teórica y prác-
tica. Mientras que para Durkheim los
cambios lingüísticos son un producto
de los cambios funcionales en la
sociedad, para Gramsci son la conse-
cuencia de la hegemonía de una
clase o grupo social sobre la cultura
de una sociedad. Gramsci insiste en
la estrecha relación entre la estrati-
cación lingüística y la social. Cada
clase social tiene su propio lenguaje
y una Weltanschauung propia. Las
innovaciones lingüísticas tienen
que ser explicadas en términos de
la inuencia molecular de la nueva
clase hegemónica sobre las otras.
Gramsci, al respecto hace notar:
Cada vez que la cuestión del lenguaje aparece en una forma u
otra, signica que una serie de problemas comienzan a emerger:
la formación y expansión de la clase dirigente, la necesidad de
establecer vínculos más cercanos y rmes entre los grupos diri-
gentes y las masas nacionales-populares, que es de la reorga-
nización de la hegemonía cultural. (1975b 29 XXI, Vol. 3, 2341)
Los cambios lingüísticos más
importantes, continúa Gramsci, son
causados por factores externos. Un
lenguaje dado reeja los cambios
más profundos en el mundo cultural,
moral y psicológico.
En el lenguaje no hay parteno-
génesis; es decir, el fenómeno de un
lenguaje produciendo otro lenguaje,
sino innovaciones a través de las
interferencias de diversos lenguajes.
La interferencia y la inuencia
molecular” toma lugar al interior
de una nación, entre varios estratos
(Gramsci 1975b: 6, VII, vol. 2: 739.
Tomando en cuenta lo anterior-
mente discutido, y desde el contexto
general desde el cual Gramsci enfoca
el estudio del lenguaje, se pueden
establecer un conjunto de proposi-
ciones orgánicas:
La lingüística se preocupa por la
historia de los lenguajes;
La historia de los lenguajes es
la historia de la semántica, que en
sí misma es una parte integral de la
historia de la cultura;
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La fuente de signicados en el
lenguaje es la historia, y especíca-
mente la praxis política de un grupo
determinado;
Los signicados son siempre
ideológicos, reejan los intereses de
un grupo determinado;
Los signicados son críticos en
la medida que indican la presencia
de elementos derivados de concep-
ciones pasadas o nuevas del mundo;
Existe una dialéctica de signi-
cados, que reejan la dialéctica que
existe en la sociedad; y
(g) Las verdades lingüísticas son
establecidas por la praxis política
del grupo dominante.
Para Gramsci, como puede obser-
varse, la lingüística historicista no
se preocupa por descubrir las leyes
inmanentes, cambios especícos o
nuevas direcciones que ocurren en
el sistema lingüístico. En su lugar, se
enfoca en las razones prácticas” del
por qué una ley, un cierto desarrollo
o dirección nalmente prevalece.
Desde el punto de vista práctico,
de la transformación socialista, por
ejemplo, el problema del lenguaje
es crucial. Un cambio revolucionario
debe ser precedido por una transfor-
mación en los signicados, un confor-
mismo lingüístico, en términos
gramscianos. En tanto nuevos signi-
cados son desarrollados, los viejos
se transforman en metáforas. Así,
“Normalmente, cuando una nueva
concepción reemplaza a una previa,
el lenguaje previo continúa siendo
usado, pero en términos precisos,
metafóricamente. La totalidad de
lenguaje es un continuo proceso de
metáforas, y la historia de la semán-
tica es un aspecto de la historia de la
cultura” (Gramsci 1975a: 450).
El conformismo lingüístico es
dictado por la praxis. La tesis de
Marcuse de la naturaleza unidimen-
sional del lenguaje, un proceso en
el cual los signicados y conceptos
críticos son eliminados por la praxis
tecnológica y reemplazados por
conceptos cientícos y operacionales,
corrobora este punto (Marcuse 1964).
La diferencia entre ellos estriba en
el hecho que cualquier praxis para
Gramsci engendra un conformismo
lingüístico.
4. El carácter histórico y político de la gramática
Por lo que se ha planteado hasta
el momento, el lenguaje en su
contenido e historia pertenece a la
dimensión superestructural, y, como
tal, no escapa a la determinación
de la estructura. Sin embargo, las
gramáticas como componentes del
lenguaje son sistemas con un alto
grado de autonomía. Esta armación
necesita una mayor explicación. En
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una serie de notas sobre Gramatica,
una especie de guía introductoria
para el estudio del tema, Gramsci
plantea varios problemas, algunos
parcialmente respondidos, otros
apenas enunciados. Su discusión
sobre la problemática de la gramá-
tica también es conducida desde una
perspectiva práctica: como enseñar
la gramática históricamente.
La primera cuestión planteada
en su polémica con Croce, es acerca
de la denición de gramática. Croce
escribió un ensayo provocativo
titulado “Esta mesa redonda es
cuadrada”. Esta expresión, concluye
Croce, es equivocada desde el punto
de vista de la estética y la lógica,
pero correcta desde el punto de
vista de los gramáticos. Debe recor-
darse que la esencia del lenguaje
para Croce es la estética. Gramsci
critica esta concepción errónea de
la gramática (caracterizada como
un sistema técnico”) que Croce
deende. Un error gramático denota
una ausencia de “disciplina respecto
a la historicidad del lenguaje, o
simplemente una falta de conoci-
miento de las razones históricas
respecto a las normas gramaticales”
(Gramsci 1975b: 29, XXI, vol. 3,
2341). Así, lo que es gramáticamente
exacto puede justicarse también
desde el punto de vista de la esté-
tica y la lógica. La conclusión a que
arriba Gramsci es que lo que está en
disputa es la denición de gramá-
tica. Para Gramsci, “La gramática es
‘historia’ o un ‘documento histórico’:
es la ‘fotografía’ de una fase especi-
ca de un lenguaje nacional (colec-
tivo), que se formó históricamente y
que continúa su desarrollo, o es el
rasgo fundamental de esa fotografía.
La pregunta, en el sentido práctico,
puede ser: ¿Cuál es el propósito de
tal fotografía? Escribir la historia
sobre un aspecto de la civilización o
modicar un aspecto de la civiliza-
ción? (Gramsci,1975b, 29, XXI, vol. 3,
p. 3241).
Al denir la gramática como un
“documento histórico, Gramsci esta-
blece una distinción entre dos tipos
de gramática: inmanente y normativa.
La primera es inherente al lenguaje,
en el sentido técnico. Todos hablan
de acuerdo a la gramática y a su
vez están inuenciados por ella. A
decir verdad, cada expresión cultural
o moral o actividad intelectual,
Gramsci nos indica, tiene un lenguaje
determinado históricamente. El
segundo, consiste de un sistema
de normas derivadas de controles
recíprocos, enseñanzas recíprocas,
censuras” recíprocas. “Esta totalidad
compleja de acciones y reacciones,
para establecer normas” y están-
dares de lo que es correcto e inco-
rrecto (Gramsci 1975b: 29, XXI, vol.
3, p. 2341). La gramática normativa,
particularmente cuando es escrita, es
instrumental en la creación de una
conformidad lingüística nacional o
regional.
Rosiello ha observado en la distin-
ción de las gramáticas propuesta por
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Gramsci, una formulación inicial del
método estructuralista que asocia el
concepto de gramática inmanente”
con la gramática generativa” y de la
cual habla Noam Chomski. El recurso
de Gramsci de apoyarse en la forma
estructuralista de la lingüística ha
sido explicado en términos de su
oposición al subjetivismo idealista
de Croce (Rosiello, 1970, p. 358). En
efecto, Gramsci se opone a Croce no
sobre la base de un método lingüís-
tico objetivista, cientíco; sino se
opone a Croce con base a plantea-
mientos historicistas. El historicismo,
como se ha indicado, es para Gramsci
¡el método cientíco par excellence!
Los mejores gramáticos son los histo-
riadores del lenguaje, y el mejor tipo
de gramática normativa es la gramá-
tica histórica. De hecho, la enseñanza
de una gramática particular signica
la enseñanza de una fase particular
de la historia del lenguaje desde
cierta posición de clase. Y, el apren-
dizaje de una gramática signica una
interpretación particular del pasado
histórico (Gramsci 1975b, 29, XXI, vol.
3, p. 2342).
Desde el punto de vista histórico,
Gramsci sigue argumentando, las
gramáticas históricas par excellence
son las gramáticas comparativas, las
únicas capaces de comprender la
esencia del lenguaje. La gramática
histórica no puede ser sino compa-
rativa”, una expresión que analizada
en toda su extensión indica que
tan profunda es la conciencia de
que el fenómeno lingüístico, como
cualquier otro fenómeno histórico,
no puede estar estrechamente de-
nido por fronteras nacionales, sino
que la historia es siempre “historia
mundial” (Gramsci 1975b: 29, XXI,
vol. 3, p. 2342). El contexto político es
de este modo central en los análisis
gramscianos de las gramáticas. Sin
ninguna vacilación, Gramsci arma
que una gramática normativa es un
acto político, “la gramática norma-
tiva escrita siempre presupone una
‘decisión’, una orientación cultural, y
es por lo tanto un acto de la política
nacional-cultural” (Gramsci 1975b:
29, XXI, vol. 3, p. 2342).
La insistencia de Gramsci en la
naturaleza histórica y política de la
gramática, está relacionada con su
intento de desarrollar un enfoque
marxista para analizar varios prob-
lemas teóricos y prácticos. En primer
lugar, Gramsci argumenta contra
Croce y Gentile representantes de la
losofía y del liberalismo político en
Italia que la gramática es más que
una “técnica”. Es un modo de expre-
sión “históricamente determinado. Y
como tal, debería tener un lugar en
la teoría general del conocimiento.
En segundo lugar, la identicación
de gramática con técnica sustentada
por Croce tiene el efecto de excluir la
gramática de la historia, la losofía
y la teoría, relegando su actividad
práctica. Esta posición fue justicada
por las políticas educativas impul-
sadas por Gentile en Italia, las cuales
eran opuestas a la enseñanza de
cualquier gramática en las escuelas
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y que además proponían un enfoque
práctico con base en el laissez-faire:
¡la gramática se aprende hablando!
Al respecto de dicha posición,
Gramsci la calica como reaccio-
naria porque fortalece la estrati-
cación social existente. Esta impide
el acceso de las masas populares a
la cultura alta de los intelectuales y
de los estratos sociales privilegiados,
la cual tiene la característica de ser
transmitida oralmente de gener-
ación en generación en una forma
parecida a lo que sucede en el caso
las castas. Por lo tanto, sostiene
Gramsci, es necesaria la enseñanza
de una gramática histórica cuyo
propósito sea facilitar la consecución
de una cultura homogénea con la
participación activa de las masas.
La enseñanza de la gramática como
una “técnica” y como modo de hablar
“históricamente determinado podría,
de hecho, capacitar al socialismo
en el cumplimiento de una de sus
metas fundamentales: elevar el nivel
cultural e intelectual de las masas
y transformar su Weltanschauungen,
su sentido común y su folklore a un
nivel superior (Gramsci 1975b: 29,
XXI, vol. 3, 2348ff).
Solamente desde esta perspec-
tiva, las notas de Gramsci sobre la
lingüística y el estudio de lenguaje
pueden ser comprendidas en su
dimensión correcta. Los textos de
Gramsci sobre esta problemática
deben analizarse en relación a los
temas centrales de sus escritos de la
prisión: la noción de hegemonía y la
construcción socialista de un orden
intelectual nuevo. Los intereses
de Gramsci en la lingüística son,
en términos generales opuestos
a los de la lingüística estructur-
alista y positivista contemporánea.
A Gramsci le preocupa el contexto
político del lenguaje, el lugar del
estudio de los lenguajes en una
teoría historicista del conocimiento
y el papel que juega el lenguaje
en la transformación socialista.
De nuevo, los puntos básicos de la
concepción sociológica que clara-
mente surge en Gramsci son, por
una parte, el signicado del lenguaje
como producto cultural y, por el otro,
su reconocimiento que los conictos
sociales intervienen en el estableci-
miento de las normas lingüísticas.
Su concepción sociológica del
lenguaje presupone el encuentro de
la lingüística histórico-geográca de
su tiempo y la teoría materialista de
la historia. En la siguiente sección se
mostrará como el análisis de Gramsci
de la historia de la lengua italiana
viene a conrmar la aplicación de su
teoría y metodología. Dicho análisis,
es su intento de elaborar una soci-
ología marxista del lenguaje y cuyo
objetivo es demostrar la relación
práctica e histórica entre el lenguaje
y la hegemonía política y cultural de
una clase social determinada y la de
sus intelectuales orgánicos.
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5. El conicto lingüístico como conicto político:
el caso del origen de la lengua italiana
Leonardo Paggi (1970, p. 76) ha
observado que el interés de Gramsci
en los estudios lingüísticos lo lleva a
examinar el papel y la función histó-
rica de los intelectuales en Italia.
Simplemente leyendo las notas
de Gramsci sobre el Risorgimiento
italiano, se puede observar que tan
interrelacionado está el problema
del lenguaje con el que corresponde
al mundo de los intelectuales. Varias
fases de la historia italiana están
denidas por la relación especíca
entre el lenguaje popular y los inte-
lectuales. Cuando los intelectuales
escribían o hablaban en un lenguaje
que no era entendido por las masas,
existió en ese momento una separa-
ción entre la cultura alta y la popular.
Gramsci (1975b, 3XX, vol. 1, p. 353)
observa que una verdadera historia
del lenguaje italiano aun no había
sido escrita. Uno de sus esfuerzos es
precisamente delinear dicha historia,
la cual tenía que incluir una discu-
sión del lenguaje como un elemento
de la cultura” y por lo tanto de una
“historia general”.
En uno de sus primeros ensayos
sobre el tema, Gramsci (1975b, p.
30) en su examen de la cuestión
del lenguaje en Manzoni, llama la
atención del problema de cómo un
lenguaje unicado podría ser creado
en Italia. Manzoni había armado que
la unicación lingüística de Italia fue
posible solo después de la realiza-
ción de la unidad política del país y
de la creación de un Estado unicado;
es decir, solo en el momento cuando
los dialectos regionales de Italia
han sido eliminados y reemplazados
por el Toscano a través de la inter-
mediación del Estado unicado. En
contraste a la posición de Manzoni,
Gramsci argumenta que la creación
de un lenguaje nacional común no
es un proceso articial. La difusión
del lenguaje es el resultado de una
producción literaria y de las acti-
vidades comerciales que se llevan
a cabo utilizando ese lenguaje. En
ese sentido, Gramsci argumenta lo
siguiente:
Entre los siglos XIV y XV. en Toscana había escritores como Dante,
Boccacio, Petrarca, Maquiavelo y Guicciardini que difundieron
el lenguaje toscano; que, de igual manera, había banqueros,
artesanos y fabricantes que llevaban productos toscanos y los
nombres de estos productos a través de toda Italia. Mas tarde,
cuando la producción de bienes y libros fue restringida, así
también fue limitada la productividad del lenguaje. (1975b: 30).
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Como lo observa Paggi (1970:77),
desde que era muy joven, Gramsci
estaba convencido de la íntima cone-
xión de la historia lingüística y la
historia política. Cada estrato social
nuevo que participa en la historia,
se organiza a si mismo para una
lucha, introduce a la lengua nuevos
elementos y nuevos usos y destruye
los esquemas jos que los gramá-
ticos establecieron por razones prác-
ticas y oportunistas” (Gramsci 1975b,
p. 33). Esto es el verdadero origen del
lenguaje italiano durante el período
inicial de la historia italiana, particu-
larmente durante el Renacimiento y
el Humanismo, entre los siglos once
y quince.
Desde aproximadamente el año
600 hasta alrededor del 1200 de
nuestra era, es decir, un período
de 600 años, Europa experimentó
una completa separación entre las
masas y la cultura de los intelec-
tuales. En ese período, estaba el latín
literario de las personas privilegiadas
y del mundo eclesiástico, y el latín
vulgar, del cual se derivaron diversas
versiones en toda Europa. La cristali-
zación de estos dos tipos de latín es
el resultado histórico del monopolio
del conocimiento y de las ideas en
general en manos de la casta ecle-
siástica de intelectuales. La reli-
gión que dominaba toda la cultura
europea, se transformó paulatina-
mente abstracta y de esta manera
fue entendida, estudiada y predicada
en el latín literario de los clérigos y
monjes.
En los comienzos del siglo once,
varios dialectos se desarrollaron. En
Francia, mientras el país se encon-
traba realizando grandes cambios
políticos, económicos, religiosos y
culturales, la literatura de la langue
d’oc y la langue d’oil comenzó a desa-
rrollarse. De igual modo en Italia,
en la medida que el movimiento
popular comenzó hacer su presencia
en la vida política, aparecieron
simultáneamente varios dialectos.
Durante el período de las Comunas,
ya existían varios dialectos. Entre
ellos, solo uno, el volgare illustre
prevaleció, debido a la expansión
de la hegemonía intelectual de
Florencia (Gramsci 1975b: 3, XX, vol.
1, pp. 353-354). Una característica de
este dialecto de Toscana, conocido
como orentino, el cual se convirtió
en la lengua italiana en siglo XII,
fue que mientras desarrollaba un
vocabulario y una fonética propia,
conservaba la sintaxis del latín.
Para Gramsci este fenómeno fue el
resultado de la preeminencia de los
intelectuales tradicionales, los ecle-
siásticos, que no eran intelectuales
nacionales sino cosmopolitas que
se dirigían a una audiencia europea
cristiana. Bosquejemos, a continua-
ción, los sucesivos desarrollos de la
lengua italiana, de acuerdo con las
propias palabras de Gramsci (1975b:
3, XX, vol.1, 353-354).
Con la caída de las Comunas, con
el advenimiento de los Principados y
la creación de un gobierno de castas
separado de la gente, este dialecto se
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cristalizó. De nuevo, el italiano es un
lenguaje escrito pero no hablado, un
lenguaje de los literatos y no de la
nación. Hay dos lenguajes culturales
en Italia, el latín y el italiano. Este
último prevalece y se convierte en el
dominante de una manera completa
en el siglo diecinueve con la separa-
ción de los intelectuales legos de los
eclesiásticos.
¿Cómo podemos explicar estos
desarrollos lingüísticos? Gramsci
hace dos importantes observaciones.
El nacimiento de varios dialectos
marcan el rompimiento histórico
con la cultura medieval y la arma-
ción de un dialecto, el orentino,
sobre el resto de dialectos ha sido
el resultado de la concentración
de grupos intelectuales. Gramsci
rechaza fuertemente la interpreta-
ción de los desarrollos lingüísticos
elaborada por el historiador Vittorio
Rossi, así como la de su interpreta-
ción del período del Renacimiento.
De acuerdo con Rossi, el movi-
miento inicial del Renacimiento es
la culminación, y la manifestación
espontánea de las energías creativas
surgidas de lo más profundo de la
conciencia del hombre (sic), deseoso
de sentir y vivir “la antigüedad”.
Gramsci por el contrario argumenta
que el surgimiento de nuevos
dialectos representa una dramática
ruptura con la cultura medieval y con
las instituciones y valores feudales.
El conicto entre el lenguaje latín y
los nuevos dialectos fue la manifes-
tación de un conicto más profundo
entre dos concepciones del mundo.
Por un lado, existía un mundo inte-
lectual aristocrático-feudal, ligado
a la antigüedad romana y que se
expresaba en latín. Por el otro,
existía una nueva y progresista civi-
lización burguesa-popular que se
expresaba en nuevas lenguas para
armarse con nuevas exigencias y
valores. El carácter espontáneo del
Renacimiento Italiano del siglo XI
fue una reacción burguesa contra
el régimen feudal que afectaba
todos los aspectos de la sociedad,
particularmente la vida económica,
política y cultural. La nueva clase
burguesa desarrolló la agricultura, la
industria y el comercio, proceso que
culminó dando lugar al fenómeno
de las comunas. El Renacimiento
espontáneo fue seguido de un
Renacimiento humanista y cultural
que se extendió hasta el siglo XV.
Este hecho histórico representó un
renacer del latín como lengua de los
intelectuales opuesta a los nuevos
dialectos. La burguesía progresista,
después de la caída de las Comunas,
fue contenida y nalmente suprimida
por las fuerzas regresivo-reacciona-
rias, por una aristocracia separada de
las masas.
La nueva cultura italiana, que
surge en el siglo XI, no era nacional”
sino regional” y comunal”. La uni-
cación lingüística de Italia se lle
a cabo en el siglo XV. La burguesía
reaccionó contra una cultura
europea, católica, abstracta univer-
salista y expresó su interés práctico
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a través de nuevos dialectos. Sin
embargo, Gramsci continúa, la nueva
burguesía emergente no podía
crear un “lenguaje nacional” preci-
samente porque sus intelectuales
fueron absorbidos por los intelec-
tuales tradicionales y reaccionarios.
El Humanismo, con su culto a la
antigüedad clásica, es para Gramsci
un período reaccionario. Así, queda
demostrado que tan fuertes y pode-
rosos fueron los estratos intelec-
tuales vinculados al mundo feudal-
aristocrático (Gramsci 1975b, 5, IX,
vol. 1, p. 640).
Pero, ¿cómo explicar la cristali-
zación del volgare illustre? En pala-
bras de Gramsci, ¿Por qué el dialecto
orentino fue capaz de transfor-
marse en hegemónico en la literatura
y la cultura mientras que la nueva
burguesía-popular no era capaz de
ejercer una hegemonía sociopolí-
tica? El mismo Gramsci responde
a la interrogante bosquejando un
análisis breve del papel de los inte-
lectuales durante el Renacimiento y
el periodo humanista.
El periodo de las Comunas, de
las libertades comunales, señala
Gramsci, fue caracterizado por un
ascenso político de las masas popu-
lares. Los nuevos intelectuales vincu-
lados a la burguesía, nacidos de las
clases populares (burguesas), pros-
peraron y se desarrollaron hasta tal
punto que fueron capaces de crear
una nueva literatura italiana, escrita
y hablada en los nuevos dialectos. En
el período postcomunal, estos inte-
lectuales fueron absorbidos por la
casta tradicional de la aristocracia.
Para dejar este punto claro, los inte-
lectuales continuaron saliendo de
las masas populares, pero fueron
individualmente seleccionados y
asimilados por la casta tradicional
de intelectuales, los eclesiásticos.
Los logros muy limitados de la
burguesía comunal y de las activi-
dades literarias populares pueden
explicarse, Gramsci continúa, sola-
mente si se considera el papel ambi-
valente de los intelectuales. Petrarca,
por ejemplo, fue un poeta de la
burguesía y escribió en el dialecto
orentino. Pero también escribió
sobre temas políticos utilizando el
latín. Así, Petrarca fue un intelectual
de la reacción antiburguesa en el
período de los Principados.
El periodo Renacentista en el
cual surge el nuevo dialecto, es para
Gramsci un período progresista en la
historia de Italia. En este momento,
las nuevas fuerzas populares hacen
su aparición en la historia pero no
pudieron consolidarse políticamente,
pues sus intelectuales fueron inca-
paces de mantener su autonomía
política vis-a-vis los intelectuales
tradicionales, el estrato social de
los clérigos, íntimamente ligados a
viejo régimen aristocrático-feudal.
El Humanismo es un período reac-
cionario, es el período de restaura-
ción del viejo mundo feudal y de
la pérdida de la unidad cultural. El
movimiento humanista prevaleció
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tanto política como ideológica-
mente. Políticamente, conteniendo y
reprimiendo a las clases burguesas
revolucionarias; intelectualmente, a
través de la asimilación de los prin-
cipios ideológicos de la burguesía. El
retorno al lenguaje “latín” y al culto
de los clásicos fue un movimiento
político e ideológico que condujo a
la contra-reforma. El triunfo del culto
de los romanitas tiene que explicarse
en términos de la rearmación del
poder político de los Papas, y del
restablecimiento del Sacro Imperio
Romano (Gramsci 1975, IX, vol. 1 p.,
645).
Es esta historia que Gramsci
tiene presente cuando escribe que
el lenguaje es un fenómeno político
y que una gramática histórica aun no
había sido escrita. La lengua italiana
es el dialecto de una clase; la de un
grupo social que se hace valer a sí
mismo en reacción a los intereses
feudales, aristocráticos y universales
y en la defensa de los reciente-
mente surgidos intereses populares-
burgueses.
En conclusión, en los textos de
Gramsci, no podemos encontrar un
análisis sistemático y orgánico del
lenguaje para armar que en ellos
existe, con todas sus formalidades,
una sociología marxista del lenguaje.
Sin embargo, de todas sus notas
fragmentarias sobre el lenguaje, se
puede concluir que un claro esquema
analítico marxista, ha sido desarro-
llado por el revolucionario italiano.
Cada gramática reeja la historia de
una clase social en ascenso hacia el
logro de una hegemonía política y
cultural. Gramsci busca una evidencia
empírica e histórica para conrmar
esta idea. La historia del origen de
la lengua italiana le proporciona
la mejor ilustración de su tesis. Por
consiguiente, los conictos lingüís-
ticos son expresión de una lucha
entre clases y grupos sociales en su
búsqueda por construir una hege-
monía política y cultural. Este es el
objetivo de la sociología gramsciana
del lenguaje.
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