Amparo Marroquín Parducci102
Revista Realidad 158, 2021
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ISSN 1991-3516 – e-ISSN 2520-0526
Si vive, es porque colaboró, porque
cedió, porque terminó andando por
los caminos del mal antes de arribar
a la tierra prometida. Este discurso,
sobre todo en México, ha permitido
que ciertos sentidos sobre la migra-
ción se difundan y lleguen incluso
hasta nuestro país, en donde, en el
momento de mayor visibilidad de
las caravanas, no era extraño escu-
char y leer cuestionamientos de
“buenos salvadoreños” que seña-
laban cómo los migrantes “iban
por ahí a ponernos en mal”, porque
muchos eran delincuentes que
huían o, cuando menos, “personas
con valores morales cuestionables”.
La primera narrativa es entonces
esta dicotomía: migra porque serás
exitoso /no migres porque el camino
te hará mal, si no mueres, te irás de
todas formas: Terminarás en un lugar
oscuro y sin salida.
Pero esta primera narrativa, que
podríamos denominar, con Greimas,
un elemento de la estructura super-
cial, se vuelve denitorio si ponemos
el acento en el análisis de la estruc-
tura profunda del discurso, el lugar
en donde la palabra es mediación
de la vida. El análisis nos muestra
que los medios construyeron “el
viaje del héroe”. “Antes escondidas
bajo las guras de la religión y la
mitología” –diría Campbell (2014)
¿Quién no quiere vivir su vida de
forma heroica? En este viaje, las y
los salvadoreños salen del mundo
ordinario, se encuentran con una
llamada a la aventura que viene
de muchos lugares y deciden partir,
junto a un mentor (claro, como otros
migrantes u oscuro, como el coyote)
atraviesan el umbral para entrar en
el mundo especial, viene la inicia-
ción, el camino de las pruebas, quizá
el encuentro de la mujer o el hombre
que son la tentación, la reconcilia-
ción con sus orígenes, el descenso a
la cueva profunda, el enfrentamiento
al desierto, a la muerte, a los Zetas,
al peor de sus temores para después
resurgir, ser héroe y regresar al
mundo ordinario con el mágico elíxir
de la remesa, por n poseyendo dos
mundos, completo, afrontando la
libertad de vivir y devolviendo a su
comunidad las llaves de la sabiduría
adquirida, el progreso, la puerta de
acceso a otras posibilidades y otros
sueños (Marroquín, 2008). ¿Quién
no quiere ser héroe? ¿Cómo luchar
contra este mito construido a golpe
de palabras por más de cuarenta
años? ¿Qué decreto presidencial
disuadirá de emprender el viaje que
promete ese elíxir de sabiduría?
Estas han sido narrativas fuertes
sobre la migración, me interesa
avanzar hacia el tercer momento de
reexión que enuncié, las narrativas
del poder. El poder no son los medios
de comunicación, aunque estos a
veces, como nos señaló Gramsci,
contribuyen a reforzar la hegemonía
cultural. Aun así, al menos en el caso
de la migración, los medios no son el
poder. El poder teórico y epistemo-
lógico se construye desde los países
receptores y, en estos últimos años,