Luis Felipe Serrano Arias
Juan Carlos Villatoro Hernández
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Revista Realidad 157, 2021
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ISSN 1991-3516 – e-ISSN 2520-0526
En referencia a sus caracte-
rísticas, en primer lugar, en cuanto
a su metodología dual, es decir una
parte de la formación se recibe en
los centros que sirven el programa
y la otra en las empresas asociadas
al mismo, en donde los jóvenes que
participan en el programa realizan
prácticas laborales en calidad de
aprendices, en una variedad de
carreras técnicas, de acuerdo a la
demanda empresarial. En segundo
lugar, al utilizar la gura de aprendiz
para realizar las prácticas, automáti-
camente estas se regulan mediante
un contrato de trabajo, bajo la norma-
tiva del Código de Trabajo, lo que les
da derecho a los jóvenes de ganar un
sueldo de acuerdo a una escala sala-
rial vigente expresada en el contrato
mismo y les permitiría acceder al
goce de prestaciones socia- les,
tales como seguro social, cotizar
en las Administradoras de Fondo
de Pensiones (AFP), ser sujetos de
créditos, entre otros. En tercer lugar,
se garantiza la calidad del programa
mediante el seguimiento de proto-
colos estandarizados desde la
promoción del mismo, por ejemplo, el
reclutamiento, la formación alterna y
el monitoreo continuo de los partici-
pantes. Finalmente, el programa
brinda la posibilidad, al nal del
mismo, de que los aprendices puedan
ser contratado en la empresa donde
desarrollaron sus prácticas o en su
defecto ganar experiencia laboral
acreditable en las carreras ofrecidas,
cuya duración no sobrepasa los vein-
ticuatro meses.
Todos estos aspectos, entre
otros, han hecho que el programa
se considere como exitoso, no solo
a nivel de las instituciones relacio-
nadas con él, sino que también a la
vista de los jóvenes en formación y
a punto de egresar, ya que genera
en ellos una sensación de bienestar,
lealtad y satisfacción al representar
una oportunidad de superación
y desarrollo personal con efectos
directos en sus grupos familiares.
Estas valoraciones cuentan con el
respaldo de las evaluaciones que se
han hecho del programa, que revelan
un índice de colocación muy superior
a otros con nes similares o al que
tuvieran las personas si no hubiesen
participado en él. Por tanto, la opinión
generalizada respecto de él, es muy
positiva y lo hace altamente reco-
mendable para aquellos jóvenes que
buscan abrirse paso en el mundo del
trabajo de manera práctica y con una
carrera técnica como valor agregado,
garantizando dos derechos funda-
mentales: a la educación y al trabajo.
A pesar de todos estos bene-
cios y buenos resultados expuestos,
además de la información recabada
durante el proceso investigativo,
cuyos hallazgos se comentarán
más adelante, puede armarse con
certidumbre que la inclusión de
los principios e indicadores del
Desarrollo Juvenil Comunitario en
los programas de empleabilidad
juvenil de Educación no Formal
podría ayudar a potenciar sus resul-
tados y consolidar su labor.