Ser hombre y docente en la escuela pública salvadoreña:
Masculinidad hegemónica y legitimación de la violencia sexual
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Revista Realidad 157, 2021
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ISSN 1991-3516 – e-ISSN 2520-0526
formas con las que se expresa la
supuesta potencia sexual. Se mantiene
la concepción de que el hombre,
biológicamente, es el macho robusto
y de órgano viril grande con lo cual
se constata la visión falocéntrica
(el pene como centro) que refuerza
esa masculinidad hegemónica. La
potencia sexual, identicada por los
docentes, forma parte de la lógica del
mandato de la masculinidad y coin-
cide con la tipología de las potencias
del mandato de la masculinidad que
Rita Segato (2019) ha identicado,
que son: “la sexual, bélica, política,
económica, intelectual y moral -ésta
última, la del juez, la del legislador
y también la del violador. Esas
potencias tienen que ser constru-
idas, probadas y exhibidas, espec-
tacularizadas y además, se alimentan
de un tributo, de una exacción, de
un impuesto que se retira de la
posición femenina”. (Segato, 2019,
p. 29). La potencia sexual, según la
autora citada, “trata de una forma
de aanzamiento y rearmación de
la potencia viril que incluye códigos
y, por supuesto, pactos de silencio y
complicidad”. (Segato, 2019, p. 216).
Tamb ié n lo s do cen te s r eco no cen e l
poder como otras de las características
de la masculinidad hegemónica. El
poder en su acepción de control y
dominio que se traduce en la denomi-
nada triada de la violencia de género:
contra las mujeres, contra sí mismo
y contra otros hombres, sobretodo
aquellos que no cumplen con el
patrón de la masculinidad establecida
(Kaufman, 1989, pp. 28-56). Esta triada
se da “en una sociedad o sociedades
basadas en estructuras de dominación
y control” (Kaufman, 1989, pp. 28-56).
Y, tal como lo expresaron los
docentes en el taller de mascu-
linidades, realizado por Tejeda y
Hernández (2020), respondiendo a
la pregunta sobre el signicado de
ser hombre: “él tiene la sartén por
el mango y el mango por el sartén”
(Tejeda y Hernández, 2020, p. 54). Con
esta aseveración se reconoce la inter-
nalización de la idea de poder a través
de la construcción social de la mascu-
linidad hegemónica. También los
docentes distinguieron los distintos
modos y formas de cómo los hombres
demuestran su poder: “a nosotros nos
gusta tener un control, unos como
maestros, otros mecánicos, unos como
soldados, otros como policías y otros
como pandilleros” (Tejeda y Hernández,
2020, pp. 54-55). Identican, además,
que el poder asignado a los hombres
se traduce en la ocupación de los
mayores cargos públicos, con mejores
salarios y, por tanto, con mayor
poder adquisitivo. Valga decir que en
contextos de empobrecimiento de
muchas comunidades educativas de El
Salvador la gura docente es asociada
al poder adquisitivo lo cual refuerza su
privilegio masculino.
Ser cazador es otra de las carac-
terísticas que los docentes reconocen
que ha inuenciado la construcción
de su masculinidad. A partir de la
experiencia en carnavales, contada