Tres perspectivas críticas para pensar alternativas en el contexto
del capitalismo neoliberal
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Revista Realidad 156, 2020
ISSN 1991-3516 – e-ISSN 2520-0526
ENSAYOS
No. 156, Julio-Diciembre de 2020, 113-138
Tres perspectivas críticas
para pensar alternativas en
el contexto del capitalismo
neoliberal
Delia Albarracín
Universidad Nacional de Cuyo
Resumen: En el contexto actual de profundización de la lógica del capitalismo,
este trabajo realiza una revisión de tres perspectivas de pensamiento crítico
con el propósito de reexionar sobre alternativas a los procesos de creciente
desigualdad y exclusión. En primer lugar, se recupera el diagnóstico de la
situación en el contexto de la Segunda Guerra Mundial realizado por pensadores
de la Escuela de Frankfurt. Seguidamente, se exponen los aportes de Franz
Hinkelammert sobre su concepción de sujeto y la crítica a la ley del mercado, para
nalmente recuperar los estudios del común como acción política frente a los
procesos actuales de acumulación a través de la conguración de comunes para
su expropiación. Se concluye integrando los aportes de las tres perspectivas como
experiencia histórica valiosa para la construcción de alternativas a un sistema
que, no obstante su impetuosidad, muestra signos de debilitamiento.
Palabras claves: Dialéctica, sociedad, sujetos, comunes, acción común.
Abstract: In the current context of the deepening of the logic of Capitalism,
this work makes a review of three perspectives of critical thinking in order to
reect on alternatives to the processes of growing inequality and exclusion.
In the rst place, the diagnosis of the situation in the context of World War
II made by thinkers of the Frankfurt School is recovered. Following are Franz
Hinkelammert’s contributions on his conception of the subject and his critique of
the law of the market; to nally recover the studies of the common as political
action against the current accumulation processes through the conguration of
commons for their expropriation. It concludes by integrating contributions from
the three perspectives as a valuable historical experience for the construction of
alternatives to a system that, despite its impetuosity, shows signs of weakening.
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Keywords: Dialectics, society, subject, common, common action
Introducción
El presente artículo surge del
propósito de abordar la pregunta:
¿A qué tiene que dar respuesta una
sociedad alternativa hoy?, que fuera
planteada como eje del VI Encuentro
del Grupo de Pensamiento Crítico
llevado a cabo en la UNA, Costa Rica,
a mediados de 2019 . Desde nuestra
práctica docente en profesorados
universitarios de educación, en cáte-
dras referidas a problemáticas losó-
cas, la aclaración de signicados de
términos y de los lugares desde los
cuales se formulan las categorías
teóricas es clave para el desarrollo del
pensamiento crítico en un contexto
de apertura de las ciencias sociales
y de proliferación de discursos que
expresan distintas formas de apropi-
ación de los principios que legitiman
la sociedad moderna. Expresiones
como “formar sujetos de democracia”,
educar en una ética pública” y en los
“derechos humanos” y metas vincu-
ladas a la superación de la crisis
económica educativa y el desigual
acceso a la educación forman parte
del encuadre conceptual de cual-
quiera de los programas del Banco
Mundial y el Banco Interamericano
de Desarrollo. El nanciamiento
para encarar transformaciones en la
administración de políticas públicas
es prácticamente una política de
estado en países como la Argentina,
mientras que no sólo no se han
alcanzado las metas pregonadas,
sino que la crisis económica y la
desigualdad constituyen la situación
normal a administrar por parte de
estados que se van ajustando a los
requerimientos del mercado. En
este escenario nuestra actividad de
docencia se apoya y retroalimenta
en una línea de investigación que
venimos desarrollando desde hace
más de dos cadas sobre losofía,
ética, política y educación.
La incorporación de nuevos
aportes sobre el problema de la
modernidad en aras de una mayor
comprensión del presente requiere
siempre un trabajo de correlación
con obras precedentes que lograron
expresar conceptualmente las
profundas contradicciones del orden
social moderno. Distintas líneas de
indagación analizan las consecuen-
cias destructivas del capitalismo
tardío, dialogan con lo ya pensado
y pulsan herramientas teórico-prác-
ticas para la construcción de alterna-
tivas. En el presente trabajo consid-
eramos tres líneas de análisis cuya
aproximación brinda aportes para
pensar alternativas a la situación
actual. La exposición forma parte
del marco teórico especíco de un
proyecto de investigación en curso
pero a la vez intenta reejar su inte-
gración con la línea histórico-crítica
en que venimos trabajando.
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Estructuramos el escrito en tres
apartados. En el primero exponemos
el debate sobre los términos sociedad
e individuo que dio la Escuela de
Frankfurt en el contexto de nal-
ización de la II Guerra Mundial. Nos
interesa poner de relieve su crítica
a la modernidad, en tanto proyecto
de la clase burguesa disimulado tras
un modelo de individuo abstracto
de derechos y, a la vez, la reivindi-
cación que esta teoría realiza de su
contenido emancipatorio, eclipsado
por la racionalidad instrumental. En
el segundo apartado, realizamos una
exposición del concepto de sujeto
desarrollado por Franz Hinkelammert
a partir de su estudio de la obra de
Marx, el cual lo lleva a una compren-
sión más profunda de los modos en
que el ser humano ha sido oprimido
por utopías que algunos sujetos han
puesto por encima de la dignidad y
la realización humana. En el tercer
apartado nos referimos a los estudios
del común, recuperando aquellas
perspectivas que interpretan lo
común como acción política de
resguardo de bienes naturales o
articiales que en forma constante
pretenden ser apropiados por el
neoliberalismo. Cerramos con unas
reexiones nales que ensayan una
respuesta a la pregunta que motivó
la escritura del presente artículo.
1.Signicado de sociedad, indi-
viduo y estado en la dialéctica frank-
furtiana
La aclaración de los signicados
de los términos y de los lugares del
discurso, así como de las concep-
ciones de hombre y naturaleza
subyacentes fue y es siempre un
campo de lucha política. Así lo
entendió la teoría crítica frankfur-
tiana a mediados del siglo pasado al
ocuparse de un objeto constitutiva-
mente contradictorio: “la sociedad”
y del “individuo en tanto modelo
de ser humano portador de las
tensiones y contradicciones de la
sociedad moderna. Al mismo tiempo,
en la medida que esta escuela
impugnó los supuestos metafísicos
del término sujeto presentes en la
losofía europea, no trabajó en direc-
ción de dar otros sentidos al término
sujeto, como sucede en varias corri-
entes críticas latinoamericanas (Roig
y Hinkelammert, entre otras), sino
en mostrar la inversión de los prin-
cipios de una posible emancipación.
Veamos este análisis con más detalle.
1.1. El concepto de sociedad en disputa y las contradic-
ciones del individuo como modelo moderno de hombre
En la obra publicada en 1966,
La sociedad. Lecciones de sociología,
Horkheimer y Adorno abordan el
concepto sociedad”. Lo hacen en un
nivel de generalidad que les permite
analizar el devenir histórico de la vida
humana. Entienden el contenido de
la sociedad como el proceso vital de
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la humanidad y van mostrando cómo
las relaciones sociales desiguales
dan lugar a la estabilización de las
formas de organización instituidas
por los sectores sociales con mayor
poder de decisión. Así muestran
cómo el contenido material de la
sociedad ya en la losofía política
de Platón era trocado por las formas
alcanzadas de socialización en un
estado organizado para su control
por parte de las elites. Exponen
posiciones teóricas diferentes de
esa época entre quienes consid-
eraban al Estado como convención
humana que impone una forma de
dominación y quienes concebían la
sociedad (proceso vital) como comu-
nidad humana basada en leyes de
la naturaleza. En ese contexto, esta
última perspectiva posibilitaba tomar
partido por los oprimidos: Ya en esa
época el concepto de sociedad era un
arma en la lucha social” , sostienen
estos lósofos (Horkheimer y Adorno,
1966, p. 29). Consideran que sucesos
históricos como la conformación
de estados en imperios y la abso-
lutización del Estado dieron lugar
a que los seres humanos olviden
el elemento primario de su efec-
tivo proceso vital y a que el sentido
común entienda que la conservación
de las instituciones dadas en estados
e imperio era lo más importante.
De este modo, según este análisis,
van compenetrándose las ideas de
sociedad y dominio.
Basados en análisis de docu-
mentación histórica, estos pensa-
dores deducen que, tras un largo
período en el que las relaciones
de dominación se naturalizaron, el
concepto de sociedad” se vuelve a
poner en movimiento en la época
moderna, al mostrarse con agudeza
el enorme contraste entre el estado
absolutista y la capa social que de
hecho dominaba el proceso vital: la
burguesía. Sin embargo, la dialéc-
tica teórico-práctica de apropiación
del proceso vital por parte de todos
es frenado, según los autores, por
teorías no dialécticas que ocultan
las contradicciones de ese contexto
justicando así la dominación. Tal es
el caso de las teorías iusnaturalistas
que resuelven el planteo de la fuerza
en el estado de naturaleza a favor
del derecho en el estado civil trans-
formando el poder del más fuerte en
ese contexto de cambio, en el poder
legal de la dominación (Horkheimer
y Adorno, 1966, p. 31).
En algunos pasajes Horkheimer
designó “teorías de la abreviación”
a estas teorías de cientícos opor-
tunistas que abrevian” los procesos
emancipatorios a través de teorías
que detienen el conocimiento de los
procesos de liberación contenidos
en el tejido del proceso vital. Pero
la razón capaz de fundamentar un
nuevo orden de cosas basado en la
libertad y la igualdad natural de los
seres humanos no podía ser la razón
proyectada por algunos individuos
avaros y posesivos, sino que debía
ser la razón de todos y cada uno
prosiguiendo el cambio histórico
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hacia la emancipación contenida en
la idea contradictoria de “individuo.
Ya en los años treinta Horkheimer
había formulado una antropología
dialéctica que mostraba que los
modelos diversos sobre la natura-
leza humana plantean transforma-
ciones estructurales diversas en
cada contexto histórico (Horkheimer,
1998). Inrió que el predominio de
una mirada pesimista de la natura-
leza humana en la primera modern-
idad deriva de la idea de autocon-
servación del individuo aislado
como medida de todas las cosas que
deseaba imponerse (Horkheimer,
1968b).
En el programa de estudios sobre
autoridad y familia, Horkheimer
retoma esta hipótesis señalando que
la construcción del hombre como
individuo aislado y egoísta en el
período de transición a la modernidad
fue una estrategia para el debilita-
miento de la formación de los seres
humanos en el marco de la autoridad
familiar y la socialización enajenada
del individuo. Ideas como la de que
cada cual es autor de su destino
junto a la concepción moral de que
el trabajador debe poseer bajos
salarios para no entregarse al ocio
cuando tenga dinero en su bolsillo
fueron claves para la formación de
un individuo libre y egoísta. Esta
mentalidad dio paso a la explotación
de los trabajadores en extensas
jornadas que engrandecieron el
capital de los empresarios a lo largo
del siglo XVIII (Horkheimer, 1968a),
marcando un destino de sumisión
para quienes experimentaban el
acecho del hambre y la miseria y de
poder de dominación para quienes
poseían los medios de producción
y tenían inuencia en los poderes
del Estado. Se generaba así una
conciencia ideológica (conciencia)
en los trabajadores, en tanto en
esas circunstancias se sintieron
libres pero no pudieron derribar las
autoridades que se ocultaron tras
el poder anónimo de la necesidad
económica y del lenguaje de los
hechos (Horkheimer, 1968c).
Estos estudios de comienzos
de la década de los treinta son
asumidos como marco de análisis
en el contexto de la segunda guerra
mundial dando lugar a un diag-
nóstico.
1.2. Estado y comunidad nacional: la guerra de individuos
avaros en el capitalismo tardío
En el ensayo titulado “Estado
autoritario , escrito por Horkheimer
entre 1939 y 1940, el análisis de
experiencias pasadas alumbran la
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comprensión del contexto de guerra
y a la vez el análisis de dicho contexto
brinda herramientas para interpretar
la historia con nuevos sentidos. En
esta obra el autor arriesga hipótesis
audaces que enjuician no sólo al
sistema nacionalsocialista del cual
por su condición de judío debió huir,
sino al propio sistema estadoun-
idense que se erigía como modelo
libertario para el resto del mundo.
Horkheimer verica que el
mercado estaba transitando hacia un
capitalismo monopólico que produce
cambios sustanciales a nivel social y
a nivel de las funciones del Estado,
visibles en la pérdida de libertad
de muchos sectores de la burguesía
como clase dedicada al comercio.
Los organismos de producción y de
tráco comercial son apropiados
primero por sociedades anónimas y
luego por grandes trusts, dando paso
a un capitalismo custodiado por el
Estado. El Estado autoritario no es
algo exclusivo del nazismo, el cual,
en nombre de la nación germana,
opera contra la libertad de obreros,
comerciantes, productores y contra
las diferentes instituciones que los
seres humanos crean para orga-
nizar sus formas de vivir, sino que es
también el de Estados Unidos, donde
el autor describe esos mismos fenó-
menos, aunque construidos desde
una administración sutil.
El autor observa que en ese
contexto unos pocos individuos -los
más poderosos, y los que actúan con
mayor perversión- aplican la ley de
intercambio no sólo a las materias
obtenidas de la naturaleza y las
mercancías, sino también a los seres
humanos, sometiendo una enorme
masa de individuos a arriesgar
su vida, en este caso en nombre
de la nación. De allí que hinca su
sospecha en los estados nacionales
estructurados por el propio sistema
económico y en la manipulación que
éste hace de la libertad de los indi-
viduos . Describe la lógica nefasta
que deja fuera de juego a la mayoría
de los empresarios y liquida la esfera
de circulación, la cual pasa a ser
dirigida por trust que se nancian a
mismos y por el Estado. Observa
un Estado tomado por individuos
dispuestos a apropiarse de la total-
idad del patrimonio social y cultural,
sometiendo violenta y/o sutilmente
a otros individuos construidos como
miembros de una comunidad inven-
tada, estado nacional.
En la construcción moderna del
“individuo, el autor ve ahora con
mayor claridad una estrategia para
la desnaturalización de las rela-
ciones de dominación feudal y el
pasaje al capitalismo. Se advierten
los intereses de la clase burguesa al
promover al individuo como titular
de derecho de libertad e igualdad
y la fuente de contrariedades en
que se constituirían para el género
humano de allí en más. Como lo
había mostrado Marx, la subversión
del orden feudal no podía llevarse
a cabo sin la libertad de los siervos
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cuyos brazos laboriosos necesitaba
la nueva industria. Pero las condi-
ciones sociales y culturales dife-
rentes de quienes ya ejercían la
libertad de comercio y ocupaban los
cargos de la administración política
y de quienes sólo podían vender su
fuerza de trabajo, muy pronto puso
al descubierto que el tan mentado
nuevo orden moderno era sólo un
nuevo orden de desigualdad en el
cual debían luchar por la eman-
cipación. Lucha donde si bien los
principios modernos de igualdad y
libertad habrían de ser las nuevas
armas discursivas, se contraponen
dos tendencias dialécticas: la de la
razón que conceptualiza el proceso
objetivado en la historia humana y lo
muestra como obra continua y viva
del género humano en su conjunto
y la de la racionalidad capitalista
burguesa que instrumentaliza al
hombre y a la naturaleza para
mantener el sistema por el cual unos
pocos individuos avaros concentran
la riqueza y el poder de administrar
la sociedad.
En Dialéctica de la Ilustración,
Horkheimer y Adorno desenmas-
caran los nes de la razón moderna
burguesa que llevaron a la segunda
guerra mundial del siglo. Describen
la sutileza de la razón instrumental
para implementar una industria
cultural donde los medios tienen
como n único que los individuos
sirvan a la acumulación privada de
la riqueza. Caracterizan la lógica del
sistema como dialéctica positiva,
que coopta deseos y voluntad de los
individuos, cual piezas tan manipu-
lables como la naturaleza, instau-
rando la representación social de
que el proyecto personal de cada ser
humano está ligado a la conserva-
ción del capitalismo. La indignación
ante la injusticia, móvil de la praxis
política, es adormecida desde una
dominación psicosocial que ya en las
primeras décadas del siglo XX traba-
jaba a nivel del condicionamiento de
la conducta a través de la radio, el
cine y la propaganda (Horkheimer y
Adorno, 1998). La investigación soci-
ológica se constituía en herramienta
para la toma de decisiones. La activ-
idad por encargo de agentes de los
monopolios económicos conducía
al abandono de la fundamentación
de la ciencia en el análisis crítico,
socavando así la meta de emanci-
pación que puso en movimiento la
ilustración.
Es de rigor señalar la claridad con
que los frankfurtianos analizaron
el modo en que la dialéctica del
sistema asumía las contradicciones
del proceso vital de la sociedad a
través de la administración de los
propios individuos y, con gran astucia,
domesticaba a éstos originando
mentalidades hostiles a todo lo que
tienda ir más allá de los límites esta-
blecidos por el orden social vigente
(Horkheimer, 1968, pp. 96-97). La
experiencia de posguerra mostraba
el ingreso a una fase donde el capi-
talismo, de la mano de recomenda-
ciones cientíco-técnicas, impondría
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las formas de socialización. Los indi-
viduos dañados, sólo podrían buscar
sus sueños de libertad, igualdad y
justicia en los espacios no social-
izados y en la contingencia. Sólo les
cabe avivar los núcleos del buen
sentido común que se dispersan
como praxis teórica en el tejido
social.
2. La crítica de la modernidad y el sujeto moderno desde
América Latina. la perspectiva de Franz Hinkelammert
En América Latina, desde los años
sesenta y setenta, una generación de
grandes pensadores, entre los cuales
se destacan Franz Hinkelammert y
los argentinos Arturo Andrés Roig y
Enrique Dussel, ofrecen un análisis
del acontecer histórico-social
moderno originando una losofía
que si bien no designan como dialéc-
tica crítica , constituye una praxis
teórica con un n emancipatorio
que lee el acontecer mundial desde
la experiencia de nuestra América.
Nos referiremos aquí a los aportes
del economista, teólogo y lósofo
Franz Hinkelammert, pensador de
origen alemán, radicado en Santiago
de Chile entre 1963 y 1973, donde
vivió una rica experiencia académica
y política en el marco de la construc-
ción del movimiento social y político
liderado por Salvador Allende. Esa
experiencia marcaría para el resto
de su vida el compromiso con el
pensamiento crítico latinoameri-
cano, patente en el hecho de que
tras el golpe de estado chileno,
luego de regresar por breve tiempo
a Alemania, retornó a estas latitudes
en 1976 y se radicó en Costa Rica,
país donde permanece hasta la actu-
alidad como director del Grupo de
Pensamiento Crítico.
2.1. La antropología del sujeto material como base de la crítica
Resulta difícil referir en forma
aislada conceptos abordados por el
autor como sujeto, mercado, democ-
racia, ética, legalidad, utopías, mitos,
entre otros, pues hay entre ellos una
profunda articulación. El concepto de
sujeto permite referirnos a un entra-
mado de cuestiones problemáticas
sobre las cuales el autor dialoga con
otros pensadores.
Hinkelammert asume una
posición crítica frente a la concep-
ción antropológica moderna ya sea
como individuo portador abstracto
de derechos naturales o como sujeto
de una razón universal instrumental
y calculadora y es también crítico de
la sociedad y la ética que esa razón
prescribe. Recupera la concepción
antropológica de Marx, cuya obra ha
analizado minuciosamente buscando
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captar el núcleo central que guía sus
escritos. Para el autor, ese núcleo es
la crítica a la religión, la cual no se
encontraría sólo en los escritos juve-
niles de Marx sino a lo largo de toda
su obra y es la fuente principal de su
crítica a la economía política.
Así, Hinkelammmert observa que
ya en el prólogo de la tesis doctoral
de 1841 y en la introducción a la
Crítica de la losofía del derecho
de Hegel, de 1844, Marx desar-
rolla la idea de que son los dioses
terrestres mercado, dinero y capital
los que subordinan y humillan al
hombre. En la obra madura de Marx,
la crítica de la religión adopta un
nuevo lenguaje que indica como
tarea de la economía política la
transformación de la sociedad civil
burguesa en una sociedad humana
o sociedad de la especie humana
donde el ser humano es el ser
supremo para el ser humano. El
imperativo categórico para esta
meta es echar por tierra todas las
relaciones en que el ser humano sea
un ser humillado, sojuzgado, abando-
nado y despreciable” (Hinkelammert,
2013, p. 187). El autor interpreta este
imperativo como un “humanismo
de la praxis” cuya tarea principal es
la transformación de las relaciones
de sometimiento en relaciones de
una sociedad humana o humanidad
socializada donde el ser humano
pueda realizarse como tal.
Mientras que en el sistema capi-
talista la producción se logra soca-
vando las dos fuentes originales de
toda riqueza, la tierra y el hombre,
para el humanismo de la praxis que
nuestro autor halla en Marx, el hombre
es un ser natural cuya vida depende
y es parte del circuito natural y se
realiza a través de la relación con
otros seres humanos (Hinkelammert,
2010, p. 271). El trabajo es el medio
por el cual el sujeto transforma la
naturaleza en bienes que satisfacen
sus necesidades. El hombre es un ser
necesitado diferente al animal en
tanto sus necesidades no están natu-
ralmente predeterminadas sino que
se especican en el proceso histórico
y se producen con el proceso de
producción. La vida propia, la vida
de los otros, la vida del planeta y
la sobrevivencia de mismo es así
el primer criterio de toda lógica, de
toda racionalidad económica y de las
creaciones humanas en general.
Desde el punto de vista del
método es posible sostener que
estas hipótesis que Hinkelammert
va construyendo en su lectura de
Marx explicitan una dialéctica de la
vida humana que denuncia la inver-
sión en una dialéctica nefasta donde
el sistema económico capitalista
se cierra en mismo oprimiendo
al ser humano. En términos ador-
nianos, diríamos que se trata de una
dialéctica negativa en tanto niega
la totalidad del sistema que coopta
todo espacio de autenticidad de los
individuos y lo pone al servicio de la
autoconservación de como indi-
viduo administrado, impidiendo la
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realización de la humanidad que le
es propia.
La pregunta que nos convocara
en el VI Encuentro de Pensamiento
Crítico realizado en 2019 en Costa
Rica: ¿A qué tiene que responder una
sociedad alternativa hoy?, parece ir
en la misma dirección que estas
hipótesis en cuanto a que desde
esta parte del globo el pensamiento
crítico ha de aportar a la construc-
ción de una sociedad humana donde
el ser humano deje de estar amen-
azado, sojuzgado y humillado por la
lógica de absolutización del mercado.
Veamos someramente cómo argu-
menta el autor la hipótesis de la
inversión que se ha producido en la
sociedad dañando y sometiendo al
ser humano.
2.2. Utopía como idea reguladora y nitud del sujeto
El ser humano es un ser vivo
nito como los otros vivientes.
Pero es atributo propio de él es su
tendencia a trascender y pensar en
términos universales, a establecer
relaciones sociales que van más allá
de la relación inmediata, a generar
instituciones, mercado, lenguaje,
leyes, ciencia y cultura en general.
Para ello, el hombre construye
utopías, proyecta ideas que orientan
su obrar en un contexto histórico
concreto. Ahora bien, el carácter
nito de la vida humana exige que
la racionalidad material sea priori-
taria, que el sujeto corporal viviente
nito y necesitado sea prioritario.
De allí que no es deseable ni salu-
dable que el ser humano se obse-
sione por las utopías proyectadas y
las transforme en metas para cuyo
cumplimiento sacrique la vida de
los seres humanos concretos en un
presente histórico dado.
Para Hinkelammert, que las
utopías dejen de lado las nece-
sidades especícas de las personas
en su condición de seres nitos y
pasen a ser las metas a cumplir a
costa de postergar la solución de
los problemas de cada presente
histórico y la realización plena de
todo ser humano es indicador de
un sujeto oprimido por sus propias
utopías. Tal es lo que ha acontecido
con la ley del mercado, transformada
en ley absoluta que reduce el ser
humano a un individuo calculante
que prescinde de toda referencia a
los seres humanos concretos como
fuente de legitimidad (Hinkelammert
y Mora, 2014, pp. 30-32).
En situaciones como éstas las
utopías tienen que ser reformuladas
teniendo como criterio de verdad la
nitud de la vida humana, los ciclos
vitales que hacen posible la satisfac-
ción de necesidades y el otro sujeto
humano también necesitado. Esta es
la tarea del ser humano como sujeto
vivo, corporal y necesitado capaz
de advertir que las creaciones de
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otros hombres nitos han sido abso-
lutizadas y convertidas en fetiche y
que por lo tanto es preciso renovar el
sentido de la emancipación y armar
su materialidad corporal concreta.
El ser humano oprimido deviene
verdaderamente sujeto cuando toma
conciencia de que las objetivaciones
son productos de mismo, objetos
de su propia praxis. Que el objeto es
subjetivo, porque tiene la dimensión
de la praxis (Hinkelammert, 2013, p.
186), expresa el autor en un concepto
cercano al de razón objetiva” de la
dialéctica frankfurtiana (Horkheimer,
1968).
En este aspecto de la argumenta-
ción es posible explicitar una dialéc-
tica crítica en tanto praxis teórica
que denuncia las utopías deve-
nidas fetiches. En algunos pasajes
de su obra, Hinkelammert nombra
esta praxis como humanismo que
el sujeto concreto debe reavivar
(Hinkelammert, 2011). Subraya que la
propia revolución francesa que proc-
lamó los derechos del hombre y del
ciudadano desembocó en una revo-
lución ajustada a los intereses de la
burguesía. Los derechos humanos son
reducidos a un ser humano abstracto,
sobre todo propietario, masculino
que explota hasta el extremo a otros
seres humanos inclusive mediante el
trabajo forzado de la esclavitud. El
ciudadano es tal en los límites que
establece política y jurídicamente la
sociedad burguesa (Hinkelammert,
2013, p. 179). Las revoluciones del
período napoleónico constituyen así
el termidor de la revolución francesa.
La contrarrevolución burguesa abso-
lutiza su propia utopía de emanci-
pación, transformando el modelo de
individuo propietario en motor de un
modelo de mercado fetichizado.
Sin embargo esos mismos compo-
nentes revolucionarios, los derechos
humanos y la categoría jurídico-
política ciudadano, desatan un
movimiento de derechos humanos,
que va a denir otras luchas futuras
de emancipación. El ser humano
como ciudadano no es necesari-
amente burgués, sino que puede
volcarse a una emancipación más
allá de los límites de la sociedad
burguesa dada. Se desarrolla así una
historia de profunda conictividad
que el autor graca en tres grandes
asesinatos de quienes lucharon por
la emancipación de mujeres, obreros
y esclavos: el de Olympe de Gouges,
que exigía la ciudadanía de las
mujeres, el de Babeuf, que repre-
senta el derecho de asociación de los
obreros y el de Toussaint Louverture,
liberador de los esclavos de Haití
(Hinkelammert, 2013, p. 180).
El autor enumera algunos logros
exitosos de las luchas por la eman-
cipación, como la introducción de
los derechos humanos en las consti-
tuciones, en un marco donde los
estados de derecho al derecho de
propiedad, tienden a excluirlos. Esta
intención se agudiza en la actualidad
con la estrategia de globalización
que vuelve a anular los derechos
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humanos alcanzados en nombre de
la totalización de los mercados y
de la propiedad privada. Es la crisis
del humanismo en la actualidad.
(Hinkelammert, 2013, p. 181), carac-
terizado por la guerra competi-
tiva permanente entre capitales y
estados nacionales, por dominar la
vida humana y la vida de la natu-
raleza entera en un grado tal que
amenaza la supervivencia del propio
planeta. El sujeto humano sojuzgado
y abatido grita” la injusticia que
provoca la totalización de la ley del
mercado.
Caben aquí preguntas como:
¿Qué sucedió con los valores que
orientaron la utopía del hombre
moderno? ¿Cuál es la ley, cuáles
las normas éticas que conducen a
semejante injusticia? Hinkelammert,
al confrontar la crítica de la ley efec-
tuada desde la teología con la crítica
de la ley de Marx, elabora hipótesis
interesantes a las que nos referimos
brevemente a continuación.
2.3. El sujeto oprimido por la ley del mercado y la necesidad de
una ética alternativa
Los análisis de Hinkelammert
de algunos relatos fundantes de la
tradición judeo cristiana aportan
un punto de vista diferente y
esclarecedor sobre el concepto
de justicia. En varias de sus obras
indaga relatos como el asesinato
de Caín a su hermano Abel, los diez
mandamientos, el pensamiento de
Pablo de Tarso y la subversión de
su mensaje en el neoplatonismo y
Agustín de Hipona.
Para el autor, el pensamiento de
Pablo de Tarso está presente en la
crítica de la ley realizada por Marx
a tal punto que la estructura de esta
crítica es idéntica a la de Pablo. El
núcleo crítico de este análisis revisa
los diez mandamientos, centrándose
en los que pueden ser formalizados y
por tanto ser expresados en una ética
formal. Tres de estos mandamientos
–no matarás, no robarás, no
mentirás-, forman el núcleo del
Código Civil y originan la mayoría de
las leyes vigentes en aquél tiempo y
en el nuestro. En cambio el décimo
mandamiento (“no codiciarás”) no
puede ser expresado en una norma
formal, pues se reere al sentido de
todas las normas (Hinkelammert,
2013, p. 76).
Para fundamentar dos tipos de
ética que surgen de los tres primeros
mandamientos mencionados y del
décimo, el autor recupera las discu-
siones de Platón con los sostas y
señala:
A la tesis de que vive mejor
aquel que no reconoce ninguna ley,
Platón contestó en la politeia, que
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este núcleo de la ley vale siempre
e inevitablemente, hasta en el inte-
rior de una banda de ladrones. En
el interior de la banda de ladrones
está prohibido matar, robar y estafar,
sencillamente por el hecho que de
otra manera la banda de ladrones
no puede existir y, consecuent-
emente, no puede robar tampoco
(Hinkelammert, 2013, p. 76)
En relación con las normas, el
autor recupera el fundamento sobre
la necesidad de la ley planteado
por Kant en La paz perpetua, cuando
arma que ese núcleo de la ley es
necesario aún en una supuesta
república de demonios.
Sin embargo, para Pablo de Tarso
es el décimo mandamiento el más
importante. Se trata de una norma
que no puede ser meramente formal,
porque se reere al sentido de todas
las otras normas y es fundamental
para construir un sentido moral de
la justicia. La codicia no es instinto o
envidia, sino una acción racional con
arreglo al n de obtener la máxima
ganancia a costa de explotar al
prójimo. La banda de ladrones
se sirve del núcleo de la ley y lo
pone al servicio de esta codicia. No
matarás, no robarás, no mentirás,
son normas que se cumplen al
interior de la banda, pero se trans-
forman en su contrario frente a los
otros. La codicia subvierte la propia
ley. (Hinkelammert, 2013, p. 76). La
codicia de los bienes del otro es el
núcleo de la de la ley del mercado
y es así el pecado capital’, inere
nuestro autor.
Pero ¿qué es la ley del mercado?
¿Cuáles son sus normas de
acción? Dos citas analizadas por
Hinkelammert en varios de sus
escritos son clave para entender este
concepto.
La primera es extraída del tomo
I de El capital de Marx donde este
pensador describe irónicamente el
paraíso de los derechos humanos”
dando cuenta cómo el egoísmo
propiciado por Jeremy Bentham
termina poniendo los derechos de
libertad, igualdad y propiedad como
intereses por cuidar cada uno lo
suyo sin preocuparse de los demás
. Las normas no matar, no robar y
no mentir que rige en los contratos
desatan así un innito cálculo de
utilidad y provecho propio que arrasa
con la humanidad y la naturaleza.
(Hinkelammert, 2013, pp. 147-148).
La ley que echa a rodar el proyecto
de Bentham no sería otra cosa que
una utopía devenida fetiche, en el
sentido expuesto en el apartado 2.2.
La segunda cita que queremos
mencionar está tomada de Economía
y sociedad de Max Weber, sociólogo
alemán conocido por señalar y al
mismo tiempo intentar comprender
las ambivalencias de la sociedad
moderna. Al comentar la frase de
Weber, cuando el mercado se aban-
dona a su propia legalidad no repara
más que en la cosa, no en la persona,
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no conoce ninguna obligación de frater-
nidad ni de piedad” (Hinkelammert,
2013, p. 151), Hinkelammert observa
que, cuando Weber habla de legal-
idad, no se reere a la llamada ley de
oferta y demanda, sino a la ley que
rige la propia acción en los mercados.
No hablaría, entonces, de lo que
estipula el derecho de propiedad y
la relación de contrato cuyo núcleo
no matar, no robar, no mentir encon-
tramos en el código civil, sino de los
intereses especícos de toda acción
en los mercados, de una ética del
mercado que despersonaliza al ser
humano transformando a cada uno
en objeto del otro (Hinkelammert,
2013, p. 151).
Es en ese sentido que el
cumplimiento de la ley del mercado
es el pecado; se trata de una maldad
de un rango mucho mayor a los
pecados que cometen los deudores
cuando incumplen contratos que los
llevarían a perder hasta sus medios
de vida por pagar sus deudas. Esta
lógica actúa en las relaciones
internacionales en relación con la
deuda que tienen los países con los
prestamistas, quienes en nombre
de la ley del mercado y la ética del
crecimiento llevaron a la miseria a
las poblaciones de nuestra América
en los años ochenta y a la entrega
de los recursos naturales para una
extracción que produce daños sin
precedentes al medio ambiente y a la
vida de la personas (Hinkelammert,
2013, pp. 80-81). Esos prestamistas,
-corporaciones nancieras globales-
cuentan con los tribunales, la policía
y los aparatos militares, que son
también miembros de la banda a los
que acuden para realizar el pillaje
de los países deudores. “El laissez
faire, laissez passer se transforma en
laissez faire, laissez mourir”, arma el
autor, en alusión a que la ley que rige
para todas las partes contratantes
no permite matar, pero la ley de la
libertad pura del mercado sí permite
dejar morir basados en una ética
para la cual los sacricios humanos
son inevitables para asegurar el bien
de todos (Hinkelammert, 2013, p.
105)
En síntesis, la ética del mercado
es un caso de la ética de la banda
de ladrones”. Sus normas se corre-
sponden con los tres mandamientos
clásicos: no matar, no robar, no
mentir, pero al estar regida por la
codicia, el deseo y el interés por
todo lo que es de otros, infringe el
mandamiento que da el sentido
moral de justicia a las normas de
acción. Dicho de otro modo, la ética
del mercado a través de sus prác-
ticas, de su lógica de acción, regla-
menta el mandamiento codiciarás”,
estableciendo normas de acción con
arreglo a la codicia. Con ello invierte
los otros mandamientos e instala
una ley que mata, roba y miente para
apropiarse de toda fuerza de trabajo,
de toda potencialidad humana, de
todo recurso natural en cualquier
parte del globo. Lo hace reduciendo
el ser humano a una nueva forma de
homo economicus con fuerza de ley”
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(Foucault, 2007), ya que cuenta no
sólo con el poder de las empresas
globales inversoras, hoy parte de las
grandes corporaciones nancieras,
sino con tribunales, aparatos mili-
tares y policía.
Pero si el cumplimiento de la
ley lleva a someter y aplastar la
posibilidad de realización de los
seres humanos, debe ser inter-
venida y abolida. Hemos resaltado
el término ley para avanzar en una
argumentación que destaca su
carácter peculiar que la distingue
de lo que entendemos como norma-
tiva legal y la posiciona más bien
como lógica o racionalidad. Siempre
hubo sujetos que resistieron la ley
del mercado transformada en ley
absoluta. Hinkelammert ha señalado
claramente hasta qué punto esa
ley distorsiona la vida humana y la
naturaleza, ha mostrado la irrespon-
sabilidad de esa ética por los efectos
indirectos de su acción directa y ha
planteado una ética de responsabi-
lidad por tales efectos, fundamen-
tando así una ética del bien común
(Hinkelammert, 2001). Apoyándose
en la crítica teológica y en la crítica
de la economía política de Marx,
sostiene que es el sujeto corporal
quien puede y debe derribar la ley
que del mercado poniendo en acción
e imperativo categórico del human-
ismo de la praxis al que nos hemos
referido en 2.1.
El pensamiento hinkelammer-
tiano nos abre así preguntas como:
¿de qué manera el sujeto puede
derribar la ley del mercado que lo
oprime? ¿Qué acciones, qué formas
éticas emergen frente a tal utopía
absolutizada, convertida en fetiche?
Las respuestas precisarían varios
análisis de experiencias en distintos
lugares del planeta y desde distintas
perspectivas. Nuestra intención aquí
es esbozar algunas ideas proveni-
entes de los estudios del común.
3. La perspectiva del común como crítica en la era neoliberal
Se denomina estudios del común”
a un campo de producción teórica
que surge del análisis de luchas
sociales y culturales protagonizadas
por movimientos que resisten las
formas actuales de acumulación del
capitalismo neoliberal.
La profundización de la lógica de
acumulación a través de la privati-
zación y mercantilización de cada
vez más ámbitos de la vida han
ocurrido y continúan ocurriendo
de manera violenta en numerosas
regiones de África y América Latina
en el último medio siglo. En nuestra
región, esos cambios fueron posibles
gracias a un nuevo pacto entre los
sectores sociales locales de mayor
poder económico y los monopolios
transnacionales y necesitó el terror
estatal para llevarse a cabo. Las
élites económicas en países del cono
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sur como Chile y Argentina venían
viendo disminuidas sus ganancias
en el marco de las políticas de corte
socialista en un caso y de un desar-
rollismo con visos de estado de
bienestar en el otro. Las demandas
de los movimientos políticos progre-
sistas aparecían como una amenaza
a la lógica de acumulación de
riqueza y concentración del poder
de administración. Fue así que con
el apoyo de altas esferas del gobi-
erno de Estados Unidos esas elites
promovieron golpes de estado cuya
nalidad fue transformar los estados
nacionales en estados neoliberales
y ensayar un programa de control
total de la sociedad por parte del
mercado. (Harvey, 2007). La represión
de la protesta social, la desaparición
de líderes sociales e intelectuales y
el desmantelamiento de las orga-
nizaciones populares allanaron terri-
torio y población para la apertura de
fronteras a las inversiones directas
del extranjero y la libre explotación
de los recursos naturales, las priva-
tizaciones de servicios públicos y
en general la subsunción de la vida
social en su totalidad a las exigen-
cias del capitalismo.
Para resistir a la oleada de
expropiación y acaparamiento de
bienes naturales (agua, tierras) o de
bienes producidos colectivamente
(saberes sobre semillas y biodiver-
sidad en general) los movimientos
sociales se vieron ante la necesidad
de emprender formas de orga-
nización de democrática directa para
una resistencia común’ adecuada a la
situación especíca.
3.1. Lo común como política frente a la expropiación neoliberal
Economistas, lósofos, juristas
y politólogos de distintas latitudes
han analizado estos movimientos
poniendo la mira en que lo común
emerge en ellos como principio
efectivo de lucha en el marco de una
gubernamentalidad neoliberal que
además de los procesos violentos
aludidos adopta estrategias blandas
de construcción de la subjetividad
para formar y apropiarse de distintas
formas del común o de los comunes.
Al respecto, Hardt y Negri señalan
que los economistas neoliberales
intentan expulsar lo común de las
relaciones económicas, pero a la
vez se lanzan a conquistarlo en su
pretensión de que nada quede fuera
del mercado y ningún bien quede sin
propietarios. Para ello construyen
un sentido común según el cual el
lugar de la libertad y la innovación
se sitúa en lo privado y ajustan el
concepto de “común” al de libre uso,
libre expresión, libre interacción y
riqueza social. ((Hardt y Negri, 2011,
pp. 86- 287).
En América Latina los estudiosos
del común advierten sobre el peligro
de que los comunes” queden coop-
tados por el capital para proveer
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formas de reproducción de bajo
costo. Caffentzis y Federici (2013)
hacen notar que, en el marco de estos
procesos, el Banco Mundial en 2012
dictaminó que toda investigación
que llevase su sello debía ser de libre
acceso mediante una licencia Creative
Commons, organización sin nes de
lucro que favorece mayor acceso a
la información en Internet. Pero tras
esa imagen protectora de los bienes
comunes mundiales es esa misma
banca internacional la que estuvo
y está detrás de la expulsión de
pueblos de las selvas y los bosques
donde han vivido durante genera-
ciones para la creación de parques
temáticos u otro tipo de atracciones
comerciales que restringen el acceso
a quienes puedan pagar. Junto con
la ONU, esa entidad ha rearmado
su derecho de gestionar los princi-
pales ecosistemas del planeta para
abrirlos a la explotación comercial
en nombre de preservar la herencia
común de la humanidad (Caffentzis y
Federici, 2013, pp. 58-61).
Por su parte, Zibechi (2012) pone
el acento en que los bienes comunes
no son dados ni son esencialmente
objetos materiales, sino relaciones
y prácticas sociales producidas por
los seres humanos con la nalidad
de garantizar la reproducción de la
vida. El autor hace notar que gran
parte de los bienes comunes produ-
cidos han sido gestionados por
los estados recibiendo entonces la
denominación de bienes públicos, y
señalan la importancia de hacer esta
distinción en el marco de una lógica
neoliberal donde los estados ceden
lo público a grupos empresarios. En
tal sentido, invita a conectar la lucha
por lo público con la construcción de
lo común en una suerte de reapropi-
ación de lo público en tanto común
frente al riesgo de que sea privati-
zado y convertido en producto del
mercado (Zibechi, 2012, pp. 49-84)
En nuestra América, estos
procesos implican una lucha desigual
a causa del rol del estado que luego
de años de gobiernos de facto pasó
a ser legitimado a través de democ-
racias vaciadas y manipuladas por
un pensamiento neoliberal que vía
medios de comunicación construye
un sentido común basado en valores
de libertad y dignidad individual
(Harvey, 2007, p. 16). En ese sentido
es valiosa y oportuna la discusión
ideológica y teórica acerca de que
si bien lo común está asociado a
comunidades locales que trabajan
y cuidan un determinado común,
no están exentas de conictividad
y desigualdad en el poder para la
toma de decisiones. La historia de
los comunes muestra comunidades
con relaciones no igualitarias donde
el patriarcado o los privilegios
ancestrales de clanes producen
división llevando incluso a que
algunos miembros de la comunidad
colaboren con los procesos de cerca-
miento del capitalismo (Zibechi, pp.
65-96). Al respecto, el autor destaca
que el tipo de participación asociada
a los comunes es el hacer comuni-
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tario en tanto prácticas y trabajos
colectivos que sustentan lo común,
un hacer político y de organización
social que se distingue del hacer del
mercado y el estado.
3.2. La ‘formación’ del común para su mercantilización en el
neoliberalismo
El capitalismo neoliberal en las
últimas décadas tiene la formación
o conguración de los comunes
como estrategia de acumulación.
Además de la acumulación por
desposesión que reedita las formas
de acumulación originaria del capi-
talismo entre los siglos XII y XVIII
y el posterior cercamiento de las
últimas propiedades comunitarias
inglesas en el siglo XIX descriptas
claramente por Marx; además de
la expropiación de los comunes
producidos como riqueza social por
las comunidades, el neoliberalismo
utiliza la estrategia de conguración
de lo común. En esta línea, Hardt y
Negri denuncian que el capitalismo
actual para obtener renta a través de
sus inversiones crea las condiciones
para un despliegue sin precedentes
de cooperación social autoorga-
nizada para seguidamente captu-
rarla y expropiar la riqueza común
producida y alojada en los saberes,
las prácticas efectivas, los códigos,
las imágenes entre otros (Hardt y
Negri, 2011, pp. 155-158).
Estas estrategias neoliberales
se apoyan en la teoría del capital
humano elaboradas por economistas
norteamericanos como Schulz, Gary
Becker y Friedman que construyeron
un modelo de hombre empresario de
mismo claramente tematizado por
Foucault (2007). El lósofo francés
observa que estos economistas
producen un discurso que desactiva
el potencial contestatario del marx-
ismo según el cual el trabajador
vende su fuerza de trabajo a cambio
de salario y lo describe como capital
que produce una renta y busca maxi-
mizar sus ganancias invirtiendo en su
propia formación. Esta construcción
de subjetividad tiene como corre-
lato objetivo la gestión de recursos
humanos por parte de las empresas
que envían señales a los individuos
en forma de incentivos a su búsqueda
de maximización de su rendimiento.
Se produce una competencia trans-
versal donde las grandes empresas
promueven la cooperación entre
los asalariados y la colaboración de
los consumidores y usuarios como
estrategia para producir en forma
constante comunes que quedan de
este modo subsumidos a la lógica
del capital y son apropiados gratu-
itamente por empresas de todo tipo
y por instancias de la administración
pública. A través del management
se promueve la identicación de
los objetivos profesionales y vitales
de los trabajadores con los de las
empresas, mientras que el marketing
Tres perspectivas críticas para pensar alternativas en el contexto
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“busca identicar (por ejemplo a
través del big data) y construir comu-
nidades y saberes de usuarios en
torno a formas de pensar, imaginar,
desear y de todo aquello que puede
capturar la atención de los públicos”
(Saidel, 2016:12).
En este marco donde el neolib-
eralismo forma comunes para
apropiárselos como ganancia empre-
sarial a través de engañosas estrate-
gias de subjetivación que manipulan
los valores de libertad y dignidad que
los grandes grupos nancieros hacen
discurrir como prácticas empresari-
ales cabe preguntarnos: ¿por qué
lo común tiene que ser producido
para ser expropiado por empresas
cada vez más concentradoras de la
riqueza producida? ¿De qué manera
podemos desidenticarnos de seme-
jante fuerza conguradora? Las
preguntas tienen menos respuestas
a la mano que las que mostraron las
comunidades que vieron cercados
sus territorios y expropiados bienes
como el agua y los recursos naturales
a los que tenían acceso. Sin embargo,
las experiencias de enajenación que
sobrevienen a pesar de las ilusiones
que crean las estrategias empresari-
ales, alientan expectativas.
3.3. La política instituyente del común como alternativa
El lósofo Pierre Dardot y el
sociólogo Christian Laval, en la obra
escrita por ambos en 2015, Común.
Ensayo sobre la revolución en el
siglo XXI, analizan las experiencias
de resistencia al avance neoliberal
sobre los comunes en distintos
puntos del planeta. A partir del diag-
nóstico foucaultiano sobre la guber-
namentalidad neoliberal subrayan
que es la ayuda del estado la que ha
hecho posible que el capital se dirija
de un modo cada vez más impera-
tivo y rápido a la transformación de
las relaciones sociales y las subje-
tividades para la acumulación y ha
abierto paso a que el neoliberalismo
ponga sus ojos y sus manos en lo
común. Para los autores, esto rompe
las esperanzas de que el Estado
vuelva a encastrar la economía capi-
talista en el derecho republicano y la
justicia social e incluso en la democ-
racia liberal (Dardot y Laval, 2015, p.
17).
De allí que pongan en valor la
acción de los movimientos sociales
cuyo hacer es una lucha orien-
tada a la reapropiación colectiva y
democrática de espacios acaparados
por oligopolios privados y gobi-
ernos. En estos hechos distinguen
dos sentidos de lo común: el de los
bienes que son expropiados y la
organización política. De un lado,
la violencia del neoliberalismo para
apropiarse de bienes comunes y del
otro, la capacidad de organización
de poblaciones y de organizaciones
económicas, lideradas en muchos
casos por mujeres que resisten
de manera organizada esta ola de
violencia y destrucción.
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Frente a la estrategia neolib-
eral de formación de lo común se
plantean las cuestiones a nuestro
entender más delicadas a nivel del
análisis y la conceptualización y por
cierto también a nivel de la acción
política. Tenemos por un lado que
el capitalismo neoliberal muestra
un nivel de competencia global
donde ya no le basta sólo “las prác-
ticas extractivas y de privatización
y mercantilización de los bienes
comunes naturales” sino que avanza
al cercamiento de otros comunes
como los informacionales y la coop-
eración y colaboración entre los
trabajadores de las empresas. (Saidel,
2016). Por otro lado, tenemos a los
trabajadores colaborando, cooper-
ando y produciendo nuevos comunes
de conocimientos, de prácticas, de
creatividad y de interacción. Pero,
¿para quién? ¿Por qué las corpo-
raciones empresarias y nancieras
globales han de llevarse el tiempo
propio y la satisfacción que produce
el hacer con otros?
Preguntas de este tipo son
homólogas a las que laten en las
luchas de las poblaciones campesinas
frente a los cercamientos de tierras
y expropiación de bienes naturales.
En este caso, en entornos más bien
urbanos, la expropiación del tiempo
propio y la construcción de subje-
tividades deseosas de consumir los
productos que el mercado produce a
través de esa lógica invita a desiden-
ticarse de éstas y construir un ethos
político que permita reapropiarnos de
lo que continuamente es expropiado.
Al respecto, concordamos con Saidel
cuando arma que, en el marco del
fomento y redescubrimiento de los
comunes por parte de las políticas
neoliberales, se destaca el papel de
las luchas en torno a lo común:
(...) como el momento de expre-
sión de un antagonismo inmanente
a la sociedad neoliberal entre las
lógicas de una conguración de lo
común en términos capitalistas, y
las luchas que deenden y producen
lo común, a partir de las cuales se
forja la posibilidad de generar otras
formas de habitar que ya no estén
subsumidas a la lógica de la compe-
tencia y a la explotación de la coop-
eración social. (Saidel, 2016, p. 16)
En esa dirección, pensamos que
una subjetivación diferente implica
un trabajo sostenido sobre nosotros
mismos en tanto seres humanos
asediados en forma constante por
mecanismos de cooptación de lo
que hacemos individual y conjun-
tamente para habitar nuestras
ciudades, nuestros entorno natural
y nuestro mundo. Implica una acción
que instituya comunes a través de la
gestión de diferentes comunes para
su preservación. En este sentido es
oportuno el concepto de política
que Dardot y Laval recuperan, desde
Castoriadis, para quien “la política
es la actividad instituyente que
realiza la sociedad instituida” y con
la idea que en la democracia del
común prima el poder de lo insti-
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tuyente porque le toca crear nuevas
formas y reglas institucionales para
reorganizar lo social de modo que
la propiedad no avance sobre el
derecho al uso de lo común.
Reexiones nales
A lo largo de este trabajo hemos
desarrollado un marco referencial
que articula aportes de la tradición
histórica crítica de los últimos
setenta años que entendemos funda-
mentales para la construcción de un
hacer político, cientíco y pedagógico
alternativo a la racionalidad que hoy
se alza como pensamiento y destino
único mientras avanza destruyendo
la vida humana y la naturaleza.
En el primer apartado
presentamos la lectura del marx-
ismo realizada en el contexto de las
guerras mundiales del siglo XX por
algunos pensadores de la Escuela de
Frankfurt. Mostramos que el diag-
nóstico de ese presente de guerra por
el reparto del mundo entre grupos
económicos que medran en el poder
del Estado los conduce a un análisis
histórico-crítico de los orígenes de
modernidad y a señalar espacios de
búsqueda en medio de un horizonte
que ven sombrío. En ese sentido su
argumentación dialéctica sobre el
contenido de los conceptos indi-
viduo y sociedad constituye un arma
crítica frente a lo que la burguesía
erige como verdad única.
Así en el término “individuo
vieron una categoría portadora de
los principios de libertad e igualdad
que legitiman la “modernidad” como
era en permanente cambio. Más
allá de que la experiencia histórico-
social, muestra el contenido concep-
tual marcado por la clase burguesa
(individuo propietario, igualdad ante
la ley, racionalidad instrumental),
el “individuo es portador de los
principios emancipatorios y de las
tensiones y contradicciones sociales
alojadas en ese modelo de hombre
. Aún quienes fueron menoscabados
por la violencia de las armas al ser
desarraigados de sus territorios y
comunidades, aún quienes padecen
la violencia del disciplinamiento en
las instituciones burguesas, han de
emprender luchas políticas recur-
riendo a los valores de libertad e
igualdad que legitiman la sociedad
moderna en el marco del dina-
mismo y renovación continua que le
imprimió esa racionalidad.
Por su parte entendimos que
argumentan en torno al término
sociedad” porque valoran su alcance
global como marco donde actúa y
se proyecta el individuo moderno.
Desde ese lugar desnaturalizan
su homologación a la sociedad
altamente industrializada de la
burguesía, mostrando a ésta como
momento histórico de la sociedad
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entendida como proceso humano
vital. Vimos también que su crítica
a la comunidad” (Gemeinschaft)
del nazismo la hacen extensiva al
estado nacional moderno en tanto
comunidad nacional construida al
servicio de la monopolización del
mercado por parte del capitalismo.
En ese sentido, denunciaron la
alianza de los estados soberanos
con la clase burguesa como genera-
dora de un estado autoritario que no
podría generar procesos de eman-
cipación. En denitiva denuncian
una dialéctica falsa del sistema al
intentar cooptar todos los espa-
cios de libertad de los individuos,
proponiendo una dialéctica nega-
tiva en tanto las alternativas han de
buscarse en ámbitos no socializados
y contingentes.
En el segundo apartado consig-
namos los aportes de la perspectiva
de. Hinkelammert quien, al analizar
los acontecimientos de la modern-
idad desde América Latina, desmonta
los eslabones de su lógica destruc-
tiva y recupera los aportes de la
tradición crítica que posibilitan una
alternativa edicante. Destacamos
la recuperación que Hinkelammert
realiza de la antropología presente
en el pensamiento joven y de la
madurez de Marx según el cual el
ser humano es el ser supremo para
el ser humano, supuesto que deriva
en el imperativo categórico de
echar por tierra todas las relaciones
en que el ser humano sea un ser
humillado, sojuzgado, abandonado y
despreciable”. Hicimos hincapié en el
humanismo de la praxis que propone
el autor a partir de su análisis de las
utopías y de su indicación de que
éstas deben ser ideas reguladoras
que orienten las acciones pero no
deben absolutizarse, ni transfor-
marse en fetiches o nes que pongan
como medio la vida de los sujetos
concretos, teniendo en cuenta que el
hombre es un ser nito y necesitado
de los otros hombres y de su entorno
natural.
En tal sentido interpretamos
que las hipótesis que el autor
va construyendo a partir de su
estudio atento de la obra de Marx
explicitan una dialéctica material
de la vida humana que denuncia la
inversión realizada por el sistema
económico capitalista al cerrarse en
una dialéctica nefasta que oprime
al ser humano. Vimos así una corre-
spondencia entre estos análisis y la
crítica frankfurtiana a la dialéctica
del sistema moderno por cooptar
los espacios de autenticidad de los
individuos y proponer una dialéctica
negativa como vía de armación
del individuo dañado, según lo
designa la teoría frankfurtiana o el
sujeto oprimido y humillado por lasa
utopías de otros sujetos también
oprimidos, en el lenguaje hinkelam-
mertiano.
Nos detuvimos a considerar la
utopía del mercado como construc-
ción opresora del sujeto material,
para lo cual analizamos pasajes de
Tres perspectivas críticas para pensar alternativas en el contexto
del capitalismo neoliberal
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la obra del autor donde distingue
legalidad y ley. La vinculación de la
concepción de ley de Pablo de Tarso
con una lectura crítica de Marx y
Weber lo llevan a la sugerente distin-
ción entre la legalidad del mercado
llamada ley de oferta y demanda y la
ley que rige la propia acción en los
mercados. De este modo observa que
la ley del mercado constituye una
versión de la ética de la banda de
ladrones pues, a través de sus prác-
ticas, de su lógica de acción, invierte
el mandamiento no codiciarás” y
establece normas de acción con
arreglo a la codicia. Con ello invierte
los otros mandamientos e instala
una ley que mata, roba y miente para
apropiarse de toda fuerza de trabajo,
de toda potencialidad humana, y
de la naturaleza en todo lugar del
globo. Hallamos una similitud entre
el sentido dado aquí al término ley y
la expresión de Foucault “fuerza de
ley” para aludir a la ley del mercado
en el neoliberalismo que, por encima
de cualquier ley escrita actúa reduci-
endo a los seres humanos a capital
humano que deben formarse a
mismos, invertir en mismo como
empresarios de sí.
La propuesta hinkelammertiana
según la cual el sujeto corporal quien
puede y debe derribar la ley que del
mercado a través de una ética del
bien común y de la responsabilidad
nos llevó a articular las perspectivas
con los estudios del común.
Así, en el último apartado expu-
simos aportes de los estudios del
común donde este término presenta
una referencia objetiva a los bienes
comunes o comunes naturales o
articiales y también una referencia
a los comunes como principio de
acción política siempre puntual
y ajustado al común que se halla
amenazado por la lógica de acumu-
lación del capital.
Al referirnos a estos estudios
quisimos integrar a la línea histórico-
crítica un conjunto de aportes de las
últimas décadas claramente situados
en el diagnóstico del capitalismo
neoliberal que intentan dar cuenta
de cómo aquella lógica del capital-
ismo que Marx describe claramente
en el capítulo XXIV del tomo I de El
Capital (cercamiento, desposesión,
expropiación) se repiten con crudeza
en la fase neoliberal.
Intentamos aclarar la relevancia
que tiene el hecho de que en el
neoliberalismo no sólo expropia
comunes y bienes comunes exis-
tentes, sino que las nuevas formas de
acumulación originaria se presentan
como formación o conguración
del común. Las empresas utilizan
estrategias para que los objetivos de
los trabajadores se identiquen con
los de las empresas, y estrategias
de marketing para construir comuni-
dades de usuarios que colaboren en
la producción de comunes que traen
nuevos benecios a las empresas.
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En este punto de avance de
la lógica neoliberal a todos los
rincones de la vida humana, los
individuos dañados pueden encon-
trar en su producción de comunes
una estrategia de resistencia en una
lucha que en la mayoría de los casos
es de una violencia sorda, ensorde-
cida o más bien ocultada por los
medios masivos y por la cultura de
espectacularización de los medios
masivos de comunicación. El sujeto
grita la opresión asesina de la ley del
mercado y despierta en medio de la
destrucción que crece por doquier.
Hinkelammert en cada uno de sus
escritos ha tomado alguna de las
acciones de robo, de mentira y muerte
como casos de la ética imperante.
Los estudiosos del común apenas
alcanzan a compendiar las luchas
desiguales que deben librar por los
comunes que constantemente son
apropiados por el neoliberalismo.
No quisiéramos concluir este
trabajo sin señalar que aunque
difícil por desigual que es en este
momento esa lucha, su valor radica
precisamente en que se da esa lucha,
hay vida en disputa, hay comunes, hay
sujetos concretos con valentía para
hacer frente a semejante avaricia y
atropello de un sistema abstracto
cuyas debilidades también se hacen
patentes al tener que dar esa lucha.
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Notas
1. El presente escrito sólo toma algunos
conceptos del primer apartado del
trabajo leído en el mencionado evento,
pero en una argumentación totalmente
reestructurada.
2. Se trata del proyecto Aportes de los
estudios losócos del común’ y el
sujeto a la construcción de experien-
cias educativas de igualdad en escuelas
públicas” acreditado por la Secretaría
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de Investigación y Posgrado de la
Universidad Nacional de Cuyo para el
período 2019-2021.
3. Esta obra recoge unas conferencias que
los autores prepararon para Radio Asia
entre 1963 y 1964 y que fueron repe-
tidas en francés en el programa de la
Universidad Radiofónica Internacional,
bajo la dirección de la radiodifusión
francesa.
4. Este ensayo se publica en 1942 en el
volumen Walter Benjamin zum Gedächnis
(Homenaje a Walter Benjamin) junto con
Vernunft und Selbsterhaltung (“Razón y
autoconservación”) y con las Tesis sobre
la historia de Benjamin. A pesar de
tratarse de una publicación en homenaje
a su fallecido amigo, la versión es polico-
piada y, en ese sentido, marginal.
5. No podemos dejar de señalar la capa-
cidad de anticipación del autor en estos
análisis. Hoy ocupan un lugar preemi-
nente los análisis de Foucault sobre el
origen del neoliberalismo y el rol de la
teoría del capital humano sobre la cons-
trucción de subjetividades como empre-
sarios de sí”. Sin embargo no es frecuente
la alusión a esta hipótesis temprana de
Horkheimer que reere la alianza entre
estados y monopolios para lo que llama
manipulación o administración del indi-
viduo.
6. Arturo Andrés Roig ubica su producción
en el campo de la historia de las ideas
latinoamericanas, mientras que Enrique
Dussel ha designado su método como
analéctica, por entender que interpela a
la losofía europea desde la alteridad de
nuestra América. Para quienes nos hemos
formado con ellos en su Mendoza natal a
mediados de los setenta, y luego hemos
ido siguiendo su recorrido académico a
partir del obligado exilio de ambos en
la dictadura cívico-militar. Estos lósofos,
junto a Franz Hinkelammert, forman
parte de una misma comunidad losó-
ca cuyo núcleo rme es la armación
del sujeto material histórico de nuestra
América como sujeto de una losofía
de alcance explicativo y comprensivo
universal.
7. Extractamos parte de la cita comentada:
“La órbita de la circulación o del cambio
de mercancías, dentro de cuyas fronteras
se desarrolla la compra y la venta de
la fuerza de trabajo, era, en realidad, el
verdadero paraíso de los derechos del
hombre. Dentro de estos linderos, solo
reinan la libertad, la igualdad, la propiedad
y Bentham. La libertad, pues el comprador
y el vendedor de una mercancía, v. gr. de
la fuerza de trabajo, no obedecen a más
ley que la de su libre voluntad. Contratan
como hombres libres e iguales ante la
ley. El contrato es el resultado nal en
que sus voluntades cobran una expresión
jurídica común. La igualdad, pues compra-
dores y vendedores sólo contratan como
poseedores de mercancías, cambiando
equivalente por equivalente. La
propiedad, pues cada cual dispone y
solamente puede disponer de lo que es
suyo. Y Bentham, pues a cuantos inter-
vienen en estos actos solo los mueve su
interés”. (Marx, 2001, p. 128. Citado en
Hinkelammert, 2013, pp. 146-147)
8. No podemos aquí explayarnos sobre el
concepto de sacricialidad como raciona-
lidad del mercado, que tan lúcidamente
ha argumentado el autor en varias de
sus obras.
9. Creemos que discursos que denuncian
la disolución del individuo moderno en
“dividuos” o fragmentos “dividuales” de
su integridad como individuo, (Deleuze,
1990), de algún modo apelan a saldar
las deudas con los principios libertarios
que denen al individuo al denunciar las
contradicciones agrantes del sistema.