
INVESTIGACIONES UCA, 2019-2020220
las ciencias que estudian el comportamiento
humano, verbigracia, la psicología y la psiquiatría
clínico, lo cual resta atención a los elementos
sociohistóricos y culturales subyacentes
que también pueden tener un impacto en el
comportamiento humano y en la salud mental.
En consecuencia, se resalta la importancia de
entre ellas las ciencias sociales y las ciencias
ejercen diferentes fenómenos socioculturales
en los comportamientos suicidas y en el suicidio
en distintas poblaciones, haciendo énfasis en
el estudio de las desigualdades e inequidades
sociales y el estatus socioeconómico.
Economía de la salud mental y contexto
salvadoreño
La economía de la salud, en este caso de la
utilidad de las intervenciones, la carga global
de las enfermedades y los costos en salud. Esto
costos en la atención primaria, por ejemplo:
salarios del personal contratado, inmuebles y
otros derivados. Los costos indirectos, donde
usualmente se enfocan los estudios entorno al
comportamiento suicida, se encuentran en la
reducción de productividad (tangibles) y en el
dolor y sufrimiento emocional (intangibles).
sombra”, debido a su falta de valor en el mercado
(Palma, 2010, p. 11).
El enfoque integral en salud mental es una
propuesta importante para Latinoamérica
que emerge en contraposición al modelo de
(que inicia en 1966, en Jamaica) propone
servicios alternativos de tratamiento para las
p. 8). La Política Nacional de Salud Mental de El
técnicos, políticos, sociales, entre otros.
En otras palabras, la salud mental se articula
por una serie de factores cotidianos en la vida
social de las personas. Los determinantes
socioeconómicos, como se mencionó antes, se
vinculan a problemas como la desigualdad, las
migraciones, la inestabilidad económica y otros
determinantes relacionados al sufrimiento
mental. A pesar de esto, de acuerdo con la
p. 28), los países de la región latinoamericana
destinan a la atención de la salud mental entre
rubro salud, siendo los países de bajos ingresos
los que menos recursos dedican a la atención
y tratamiento de trastornos mentales. En El
Salvador, entre 2009 y 2019, el presupuesto