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Estudios Centroamericanos
Vol. 77, núm. 768, año 2022, pp. 127-138
ISSN 2788-9580 (en línea) ISSN 0014-1445 (impreso)
Sobre el martirio: revisión teológico-política de una paradójica esperanza en Nuestra América
del evangelio. Eso es lo que encontramos
en el compendio de discípulos y discípulas
de Jesús en tierras argentinas del historiador
de la Iglesia Marco Gallo. El autor reconoce
que esta realidad es más amplia y que
hace solo algunas décadas teñía a todas
las Iglesias de Nuestra América Latina. La
teología latinoamericana de la liberación ha
cometido una osadía, un hermoso gesto de
consideración, como ya vimos con Martin
Meier, al comprender el contexto en que
muchos de estos martirios acontecieron,
contextos de persecución, violencia y lucha
sociopolítica. Fe y política imbricados en
una búsqueda común. Cuando a Frei Tito
lo toman preso, le preguntan: “¿A qué
organización política usted pertenece?”.
Sin dudarlo, Tito responde: “A la Iglesia”
39
.
Perseguidos y desaparecidos por opciones
político-religiosas tendremos que decir, los
y las mártires de la Iglesia latinoamericana
se cuentan por cientos. Quizás habría que
ser más finos y decir simplemente que son
mártires del pueblo, pues era el pueblo pobre
y maltratado; aquellos que lo siguen siendo
en las periferias existenciales de nuestras
sociedades del descarte, como insistentemente
ha dicho el papa Francisco
40
; quienes ante
todo son perseguidos. Así los declara la
teología, simplemente
mártires del pueblo
.
Y no podemos olvidar dos cosas, que es
ese mismo pueblo, estos, esos, nosotros,
creyentes, gente de fe, practicantes de la
esperanza cristiana, quienes de ese pozo
sacamos fuerzas para seguir viviendo. Y que,
como hemos dicho, el gesto profético de la
teología de la liberación amplía esta lista de
mártires a todos quienes en favor de la justicia
(el nombre de Dios
es
justicia: Jeremías 23,
6. 33, 16. “Conocer a Dios es practicar la
justicia”: Jeremías 9, 24. 22, 16), la dignidad
y la libertad son crucificados: desplazados
climáticos, disidentes sexuales, migrantes,
mujeres y niños explotados, y tantos y tantas
39 Véase Frei Betto, Batismo de Sangue. Guerrilha e Morte de Carlos Marighella (Rocco, Sao Paulo, 2006). Tam-
bién llevado al cine por el director Helvécio Ratton (2007): Batismo de Sangue.
40 Expresión presente en varios de los documentos del magisterio del papa Francisco: EG 53 (2013), LS 16, 20,
22, 43 (2015), AL 191 (2016), FT 188 (2020) y en innumerables intervenciones públicas.
que viven en condiciones “martiriales” en su
vida cotidiana.
Gallo en su obra lo dice muy bien, al
referirse a los mártires de la vida cotidiana
y asumir que a muchos la coherencia y la
motivación de un evangelio atravesado con
la vida de los pobres fue lo que los llevó a un
compromiso social y finalmente al martirio.
El proyecto del Reino apunta a una vida
sin mártires, a una vida de convivencia y
coexistencia en el amor compartido y el
servicio entre los unos y los otros. En nuestras
sociedades y en particular en nuestros pueblos
latinoamericanos agobiados por la injusticia,
el maltrato, los abusos, una carencia de
los derechos básicos para vivir y erráticas
estructuras de pecado, vivimos en nuestra
piel una realidad penúltima. Una permanente
antesala en donde a pulso nos ayudamos y
animamos en la alegría de la fe cristiana.
No es solo el hecho del martirio, sino el
testimonio lo que maravilla. Mal que mal
mártir proviene del griego que en su origen
significa
testigo
,
testimonio
. Las palabras,
reflexiones y sentires de aquellos hombres y
mujeres que vieron su vida atravesada por el
dolor y la muerte; eso es lo que es celebrado.
¡Cuánta humanidad encontramos en ellas!
Marco Gallo nos presenta la diversidad de
estos rostros, presbíteros, curas extranjeros,
religiosas, obispos, teólogos, profesores,
campesinos, mujeres y hombres, jóvenes
y ya, en el ocaso de la vida, todos ellos
enfrentados a la violencia desde la fuerza y
convicción de la fe. Todos ellos anclados en
el amor a Dios y a los hermanos. Algunos,
mártires “doblemente inocentes”, como el
padre Dorñak y los seminaristas asuncionistas
―imposible no recordar a André Jarlan en
este lado de la cordillera, asesinado por una
bala perdida mientras rezaba el salmo 130,
De profundis
, en la habitación de su sencilla
vivienda poblacional― mientras otros fueron