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Volumen  76  Número 766  Año 2021
  eca
Estudios Centroamericanos
El asalto a las relaciones pedagógicas. Educar en contextos de pandillas
que toma en cuenta los diferentes escenarios 
en  los  cuales  las  pandillas  están  presentes  e 
influyen sobre el desempeño de los profesores, 
su relación con los estudiantes y el funciona-
miento  cotidiano  de  los  centros  educativos 
puede  llegar  a  un  análisis  que  identifica  las 
dinámicas  sociales,  relaciones  interperso-
nales  y  experiencias  relacionadas  con  dicha 
presencia.
Aproximaciones conceptuales a las 
relaciones y la calidad educativas
La  educación  en  sí  implica  una  serie  de 
relaciones, tanto internas como externas, que 
son  esenciales  para  el  cumplimiento  de  la 
función de la escuela en el desarrollo personal 
de los estudiantes y el colectivo, orientándolos 
hacia  una  sociedad  con  mayor  cohesión 
social. Es decir, la educación debe contribuir 
a “construir comunidades más sanas, produc-
tivas,  sostenibles,  democráticas  y  con  un 
fuerte tejido social” (FES, 2017, p. 10). Para 
comprender  el  marco  de  esta  investigación, 
es  necesario  mencionar  algunos  conceptos 
y  alcances  de  las  relaciones  educativas,  la 
relación  específica  que  se  comprende  como 
autoridad  pedagógica  y  su  influencia  en  la 
calidad de la educación.  
El funcionamiento cotidiano de la escuela 
depende  de  una  serie  de relaciones  sociales 
entre los actores internos y externos al centro 
educativo local. La Ley General de Educación 
(Asamblea Legislativa de El Salvador, 1996), 
en su artículo 67, define esas relaciones como 
“comunidad  educativa”,  la  cual  está confor-
mada por el personal directivo, los docentes, 
los  estudiantes,  los  padres  y  las  madres  de 
familia.  Adicionalmente,  el  Programa  Social 
Educativo 2009-2014 (MINED, 2009) define 
una comunidad educativa ampliada, teniendo 
en  cuenta  a  los  actores  de  la  comunidad 
aledaña  (sociales,  culturales,  económicos  y 
políticos) con un interés activo en la escuela y 
los procesos educativos (ver también PNUD, 
2018). 
El  presente  estudio  define  relaciones 
educativas  como  “las  diferentes  relaciones 
en torno del acto educativo, entre los actores 
internos  al  centro  educativo  (p.  ej.,  profe-
sor-alumnos,  director-profesor)  y  actores 
externos  (p.  ej.,  profesor-padres  de  familia, 
director-jefe  de  policía),  que  forman  parte 
integral del funcionamiento del centro educa-
tivo”.  En este  sentido,  la relación educativa 
más reconocida es la del docente con los estu-
diantes. El acto concreto de educar involucra 
la  confianza,  la  comunicación,  el  cuidado 
mutuo y la convivencia (Touriñán, 2019). La 
interacción entre el docente y el estudiante de 
enseñar y aprender, en que constituye la rela-
ción  pedagógica,  muestra  que  la  educación 
es “una producción de socialización humana” 
(Sanz  Ponce  y  Serrano  Sarmiento,  2017, 
p.  179),  caracterizada  por  roles  definidos, 
comunicación,  convivencia  y  clima  afectivo 
(positivo o negativo). Esos procesos suceden 
mayormente en el espacio físico del aula.
Las  relaciones  educativas  son  esenciales 
para  la  educación  que  una  escuela  aspira 
ofrecer,  ya  que  “la  relación  intelectual  y 
emocional en el aula debe entenderse como 
fundamental  para  contribuir  a  mejorar  la 
calidad  de  la  educación”  (Merino,  2019,  p. 
181).  Las  relaciones  sostienen  los  procesos 
de enseñanza y también el cumplimiento de 
las metas educativas. Por esa razón, acercarse 
a la calidad incluye tener en cuenta múltiples 
componentes  educativos  como  el  funciona-
miento de la escuela, el trabajo docente y el 
aprendizaje de los alumnos, no solo las notas 
(Murillo y Román, 2010).
Un  aspecto  esencial  de  la  relación 
educativa  es  la  autoridad  pedagógica. 
Tradicionalmente, está comprendida como la 
facultad que posee el o la docente para conse-
guir  la  atención,  motivación  y  obediencia 
de  los  estudiantes  (Poblete  Zamora  y  Zerón 
Rodríguez,  2010).  Es  una  relación  dinámica 
e interactiva basada en “ponerse de acuerdo” 
para lograr el proceso de enseñanza-aprendi-
zaje. Sin embargo, en la práctica, esa relación 
entre profesor y alumno no es considerada tan 
natural. Muchas veces, depende de una auto-
ridad legítima que está basada en el consenso 
del  grupo,  en  una  obligación  percibida  de 
obedecer por un contexto social  compartido 
y  la existencia de normas  comunes  (Wrong,