
Volumen 76 Número 765 Año 2021
eca
Estudios Centroamericanos
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Performativa teatral como vínculo de la reparación social
Así, la persona adquiere control sobre su
propia existencia y se posiciona con dignidad
frente a las relaciones deshumanizantes y de
dominación experimentadas (Martín- Baró,
2006e). En tanto ello, esta investigación
concibe los “procesos psicosociales” como
los mecanismos subjetivos e intersubjetivos
que se orientan a revertir las determinantes
de la deshumanización, a través la búsqueda
de la transformación social, la trascendencia
y la reelaboración de esas experiencias de
vida provenientes de relaciones injustas en
una estructura social violenta (Martín-Baró,
2006). Incluye en ellos, la reexión de los
mecanismos subjetivos e intersubjetivos
mediante los cuales las personas y grupos
reconocen y reelaboran las experiencias trau-
máticas e injustas vividas durante el conicto
armado. Estas reflexiones contribuyen a
la transformación de las determinantes de
estas; permiten, además, la concientización
y el reconocimiento de su valor intrínseco.
Además, desarrollan procesos de memoria
histórica, dignicación, reparación del daño,
crecimiento personal y colectivo, en contra-
posición a las relaciones sociales marcadas
por experiencias dolorosas en contextos de
barbarie (Martín-Baró,1990).
La dinámica social entre generaciones en
las comunidades repobladas de Chalatenango
también visualiza el vínculo con el pasado
desde el fortalecimiento de la comunidad.
Según Montero (2010), la comunidad es esa
estructura social que busca un desarrollo y
fortalecimiento común. Su origen se centra
en la acción social, la cual Martín-Baró
dene “como aquellas estructuras y procesos
mediante los cuales los seres humanos
conciben intenciones simbólicas y tratan de
realizarlas en situaciones concretas” (1989,
p. 21). La acción social hace ver a los miem-
bros como actores sociales constructores de
su realidad, dejándose de considerar como
sujetos pasivos (Montero, 1982; 1984). En las
comunidades repobladas de Chalatenango,
esta relación humana se vincula al sentir
comunitario que nace a raíz de la barbarie,
de la persecución y el sufrimiento. Esto mismo
permite vislumbrar una luz de esperanza y fe
que posibilita la solidaridad, la cooperación y
el fortalecimiento común en la búsqueda de
una sociedad dignicante, donde se pueda
vivir en paz, con amor y entrega; donde se
pueda gozar del respeto y se reconozcan la
vulneración y la humillación histórica a la
que se sometió a dicha colectividad (Martí-
Baró, 1989). Por tanto, en esta investigación
se entendió “identidad comunitaria” como el
vínculo de relaciones sociales de un pueblo
que se encamina a reconocer y vivir su
libertad a partir de la unión solidaria donde
se reconocen las relaciones injustas y se resiste
colectivamente mediante la cooperación y
el fortalecimiento que les lleva a dignicarse
(Montero 2010; Martín-Baró, 1989; 2016).
La dignicación es un proceso que busca
sanar los daños ocasionados en un contexto
determinado (Zalaquett, 1995, p. 6). Por
tanto, se encamina al establecimiento de un
proceso psicosocial y jurídico que persigue
la dignificación de las víctimas a través
de medidas que alivien su sufrimiento: se
comprenden sus pérdidas sociales, morales y
materiales, y se restituyen sus derechos ciuda-
danos, enmarcados en la verdad, la justicia
y la no repetición (Universidad Nacional
de Colombia, 2014). En cierta medida, en
contextos donde se han violentado los dere-
chos humanos, las expresiones simbólicas
suscitan demandas de reparación y dignica-
ción de las personas asesinadas o desapare-
cidas. Se exige que se clarique el porqué de
lo acontecido y se concrete en la búsqueda
de los restos de los seres queridos a través de
ritos públicos y familiares de carácter cultural
y religioso (Arzobispado de Guatemala, 1998).
Es decir, las víctimas han encontrado en las
expresiones simbólicas un posicionamiento
político que, según Villa, moviliza la participa-
ción de la víctima y la lleva a convertirse en
actor social que demanda el cumplimiento de
sus derechos, lo que contribuye a rehabilitar
el tejido social fracturado por la violencia, que
logra posicionarse con dignidad (Villa, 2016).
Es por ello por lo que esta investigación posi-
ciona la resistencia social-comunitaria como
un elemento que permite a las víctimas de las
repoblaciones de Chalatenango transformar su